Venían todos sus hijos y sus hijas a consolarle; pero él rechazaba todo consuelo, diciendo: “En duelo bajaré al “seol,” a mi hijo.” Y su padre le lloraba.'
Ester 4:4 - Biblia Nacar-Colunga Las doncellas de Ester y sus eunucos vinieron a decírselo. La reina se quedó muy atemorizada y mandó vestidos a Mardoqueo para que se los pusiese, quitándose el saco; pero él se negó a aceptarlos.' Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Y vinieron las doncellas de Ester, y sus eunucos, y se lo dijeron. Entonces la reina tuvo gran dolor, y envió vestidos para hacer vestir a Mardoqueo, y hacerle quitar el cilicio; mas él no los aceptó. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando las doncellas y los eunucos de la reina Ester se le acercaron y le contaron lo de Mardoqueo, ella se angustió profundamente. Le envió ropa para reemplazar la tela áspera, pero él la rechazó. Biblia Católica (Latinoamericana) Cuando Ester se enteró de todo eso por medio de sus damas y de sus eunucos, quedó horrorizada. Mandó ropa a Mardoqueo para que se la pusiera en vez del saco, pero éste se negó. La Biblia Textual 3a Edicion Cuando las doncellas de Ester y sus eunucos le informaron, la reina se estremeció° en gran manera. Luego envió vestiduras para que se las vistiera Mardoqueo, y se quitara de encima su saco,° pero él no lo aceptó. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Las doncellas de Ester y sus eunucos entraron a comunicárselo; y la reina sintió inmensa angustia. Mandó vestidos para que se los pusiera Mardoqueo y se quitara el sayal, pero él no los aceptó. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y vinieron las doncellas de Esther y sus eunucos y se lo dijeron; y la reina tuvo gran dolor, y envió vestiduras para hacer vestir a Mardoqueo, y hacerle quitar el cilicio de sobre él; mas él no las recibió. |
Venían todos sus hijos y sus hijas a consolarle; pero él rechazaba todo consuelo, diciendo: “En duelo bajaré al “seol,” a mi hijo.” Y su padre le lloraba.'
El alzó el rostro hacia la ventana y preguntó: “¿Quién eres tú para que quieras contender conmigo?” Entonces miraron por la ventana dos o tres eunucos,
pero la reina se negó a venir con los eunucos, y el rey se irritó mucho y se encendió en cólera.
En todas las provincias, dondequiera que llegó la orden del rey y su edicto, hubo entre los judíos gran desolación, y ayunaron y lloraron y clamaron, acostándose muchos sobre la ceniza y vestidos de saco.
Entonces llamó Ester a Hatac, uno de los eunucos que había puesto cerca de ella el rey, y le mandó que fuera a preguntar a Mardoqueo qué era aquello y de dónde venía.
Que no diga el extranjero allegado a Yahvé: “Ciertamente me va a excluir Yahvé de su pueblo,” Que no diga el eunuco: “Yo soy un árbol seco.”
Así dice Yahvé: Una voz se oye en Rama, un lamento, amargo llanto. Es Raquel que llora a sus hijos y rehusa consolarse por sus hijos, pues ya no existen.
Púsose luego en camino, y se encontró con un varón etíope, eunuco, ministro de Candace, reina de los etíopes, intendente de todos sus tesoros” Había venido a adorar a Jerusalén,
Diezmará vuestras cosechas y vuestros vinos para sus eunucos y servidores.