porque no habían escuchado la voz de Yahvé, su Dios, y habían roto su alianza, y no habían obedecido y puesto por obra todo lo que Yahvé había mandado a Moisés, su siervo.
Daniel 9:6 - Biblia Nacar-Colunga no hemos hecho caso a tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron a nuestros reyes, a nuestros príncipes y a todo el pueblo de la tierra. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 No hemos obedecido a tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra. Biblia Nueva Traducción Viviente Nos hemos rehusado a escuchar a tus siervos, los profetas, quienes hablaron bajo tu autoridad a nuestros reyes, príncipes, antepasados y a todo el pueblo de la tierra. Biblia Católica (Latinoamericana) No hicimos caso a tus servidores los profetas que hablaban en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros jefes y a nuestros padres como también a toda la nación. La Biblia Textual 3a Edicion No hemos obedecido a tus siervos los profetas, que en tu Nombre hablaron a nuestros reyes y a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra. Biblia Serafín de Ausejo 1975 no hemos escuchado a tus siervos los profetas, que hablaron en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo del país. Biblia Reina Valera Gómez (2023) No hemos obedecido a tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron a nuestros reyes, y a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra. |
porque no habían escuchado la voz de Yahvé, su Dios, y habían roto su alianza, y no habían obedecido y puesto por obra todo lo que Yahvé había mandado a Moisés, su siervo.
j-ja-bló Yahvé a Manases y a su pueblo, pero ellos no le escucharon.
Desde los días de nuestros padres hasta hoy hemos sido muy culpables; y por nuestras iniquidades, nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes hemos sido entregados a las manos de los reyes extranjeros, a la espada, a la cautividad, al saqueo, a la vergüenza que cubre nuestro rostro.'
Los soportaste largos años, amonestándolos con tu espíritu, y no le dieron oídos. Y entonces los entregaste en manos de pueblos extraños;'
Ahora, pues, Yahvé, Dios nuestro, Dios grande, fuerte, terrible, que guardas la alianza y la misericordia, no tengas en poco todas las aflicciones que nos han alcanzado a nosotros, a nuestros reyes, príncipes, sacerdotes y profetas, a nuestros padres y a todo tu pueblo desde los días de los reyes de Asiría hasta el día de hoy.
y nuestros reyes, príncipes, sacerdotes y nuestros padres no pusieron por obra tu Ley y no atendieron a tus mandamientos, a tus testimonios y a tus protestas;'
y escuchando las palabras de mis siervos los profetas, que yo os he enviado desde muy temprano y repetidamente y que habéis desoído,
por no haber escuchado mis palabras — oráculo de Yahvé — , que muy pronto y reiteradamente les anuncié por mis siervos los profetas, a quienes yo envié y no los escucharon — oráculo de Yahvé.
Pues ahora, por haber hecho estas cosas — oráculo de Yahvé — y porque os amonesté a tiempo repetidas veces y no me escuchasteis, os llamé y no respondisteis,
Pero ellos no (me) escucharon, no (me) dieron oídos, y siguieron sus consejos en la dureza de su mal corazón, y se pusieron detrás, no delante de mí.
No obedecimos a la voz de Yahvé, nuestro Dios, andando en sus leyes, que por mano de sus profetas puso delante de nosotros,
Pero es de Yahvé, nuestro Dios, el tener misericordia y el perdonar, aunque nos hayamos rebelado contra El.
Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados, cuántas veces quise reunir a tus hijos, a la manera que la gallina reúne a sus pollos bajo las alas, y no quisiste!
En efecto, los moradores de Jerusalén y sus príncipes, desconociendo a éste y también las voces de los profetas que se leen cada sábado, condenándole, las cumplieron,