No se compara al oro ni al cristal, ni se cambia por vasos de oro fino.
Apocalipsis 21:11 - Biblia Nacar-Colunga Su brillo era semejante a la piedra más preciosa, como la piedra de jaspe pulimentada. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal. Biblia Nueva Traducción Viviente Resplandecía de la gloria de Dios y brillaba como una piedra preciosa, como un jaspe tan transparente como el cristal. Biblia Católica (Latinoamericana) envuelta en la gloria de Dios.
Resplandecía como piedra muy preciosa con el color del jaspe cristalino. La Biblia Textual 3a Edicion que tiene la gloria de Dios: su fulgor es semejante a una piedra preciosísima, como piedra jaspe, transparente como el cristal. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Tenía la gloria de Dios. Su resplandor era semejante a una piedra preciosísima, como a piedra de jaspe que emite destellos cristalinos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) teniendo la gloria de Dios; y su luz era semejante a una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal. |
No se compara al oro ni al cristal, ni se cambia por vasos de oro fino.
Y Yahvé creará sobre todo el lugar del monte de Sión, y sobre sus asambleas, una nube humeante de día y un resplandor de fuego y llama durante la noche, pues sobre toda gloria habrá un dosel.
Sobre las cabezas de los vivientes había una semejanza de firmamento, como de portentoso cristal, tendido por encima de sus cabezas,
Sobre el firmamento que estaba sobre sus cabezas había una piedra de apariencia de zafiro a modo de trono, y sobre la semejanza del trono, en lo alto, una figura semejante a un hombre que se erguía sobre él.
Por la muchedumbre de tus contrataciones se llenaron tus estancias de rapiñas, y pecaste, y te arrojé del monte santo y te eché de en medio de las piedras de fuego, ¡oh querube protector!
y vi la gloria del Dios de Israel venir del oriente. Se oía un estrépito como el estrépito de caudalosas aguas, y la tierra resplandecía del resplandor de la gloria.
El perímetro, dieciocho mil codos, y el nombre de la ciudad será desde aquel día “Yahvé allí.”
Se llenó el templo de humo de la gloria de Dios y de su poder, y nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen consumado las siete plagas de los siete ángeles.
Y me mostró un río de agua de vida, clara como el cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero.
No habrá ya noche, ni tendrá necesidad de luz de antorcha, ni de luz del sol, porque el Señor Dios los alumbrará, y reinarán por los siglos de los siglos.
El que estaba sentado parecía semejante a la piedra de jaspe y a la sardónica, y el arco iris que rodeaba el trono parecía semejante a una esmeralda.
Delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal, y en medio del trono y en rededor de él, cuatro vivientes, llenos de ojos por delante y por detrás.