El chismoso no guarda los secretos; no te entremetas con el suelto de lengua.'
1 Corintios 2:4 - Biblia Nacar-Colunga mi palabra y mi predicación no fue en discursos de sabiduría, sino en manifestación de Espíritu y de poder, Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, Biblia Nueva Traducción Viviente Y mi mensaje y mi predicación fueron muy sencillos. En lugar de usar discursos ingeniosos y persuasivos, confié solamente en el poder del Espíritu Santo. Biblia Católica (Latinoamericana) Mis palabras y mi mensaje no contaron con los recursos de la oratoria, sino con manifestaciones de espíritu y poder, La Biblia Textual 3a Edicion y mi palabra y mi predicación no fueron con palabras persuasivas de° sabiduría, sino con demostración del poder del Espíritu, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Mi palabra y mi predicación no consistían en hábiles discursos de sabiduría, sino en demostración de espíritu y de poder; Biblia Reina Valera Gómez (2023) y mi palabra y mi predicación no fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder; |
El chismoso no guarda los secretos; no te entremetas con el suelto de lengua.'
Con la suavidad de sus palabras le rindió y con sus halagos le sedujo;'
Pues he oído calumnias de muchos: “¡Terror por doquier!” “Delatadle, delatémosle”8 . Todos mis amigos9 acechan mi traspié: “¡Quizá se deje seducir! y podamos con él, ¡y nos vengaremos de él!”
Vieron vanidad y adivinación mentirosa. Dicen: “Ha dicho Yahvé,” y no los envió Yahvé, y hacen esperar que se cumplirán sus palabras.
Agripa dijo a Pablo: Poco más, y me persuades a que me haga cristiano.
Que el Dios de la esperanza os llene de cumplida alegría y paz en la fe, para que abundéis en esperanza por la virtud del Espíritu Santo.
De suerte que desde Jerusalén hasta la Iliria y en todas direcciones he predicado cumplidamente el Evangelio de Cristo;'
porque ésos no sirven a nuestro Señor Cristo, sino a su vientre, y con discursos suaves y engañosos seducen los corazones de los incautos.
Que no me envió Cristo a bautizar, sino a evangelizar, y no con sabiduría de lenguaje, para que no se desvirtúe la cruz de Cristo;'
Yo, hermanos, llegué a anunciaros el testimonio de Dios no con sublimidad de elocuencia o de sabiduría,
De éstos hablamos, y no con estudiadas palabras de humana sabiduría, sino con palabras aprendidas del Espíritu, adaptando a los espirituales las cosas espirituales.
en santidad, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en Espíritu Santo, en caridad sincera,
¿Busco yo ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿Acaso busco agradar a los hombres? Si aún buscase agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo.
Pues nuestro evangelio entre vosotros no fue sólo en palabras, sino en poder y en Espíritu Santo y en mucha plenitud, según que sabéis cuáles fuimos entre vosotros para vuestro bien.
A ellos fue revelado que no a sí mismo, sino a vosotros, servían con esto, que os ha sido anunciado ahora por los que os evangelizaron, movidos del Espíritu Santo, enviado del cielo, y que los mismos ángeles desean contemplar.
Porque no fue siguiendo artificiosas fábulas como os dimos a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo, sino como quienes han sido testigos oculares de su majestad.
Profiriendo palabras hinchadas de vanidad, atraen a los deseos carnales a aquellos que apenas se habían apartado de los que viven en el error,
Llegó el día séptimo. A la mujer de Sansón le habían dicho: “Persuade a tu marido a que te dé la solución del enigma; si no, te quemaremos a ti y la casa de tu padre. ¿Nos habéis invitado para robarnos?”
Los príncipes de los filisteos subieron a ella y la dijeron: “Sedúcele para saber en qué está su gran fuerza y cómo podríamos apoderarnos de él, para atarle y castigarle. Si lo haces, te daremos cada uno mil cien siclos de plata.” Dijo, pues,