¿No ha sido dicho a mi señor lo que hice, cuando Jezabel mataba a los profetas del SEÑOR; que escondí de los profetas del SEÑOR cien varones de cincuenta en cincuenta en cuevas, y los mantuve a pan y agua?
Mateo 14:8 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras Y ella, instruida primero por su madre, dijo: Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Ella, instruida primero por su madre, dijo: Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista. Biblia Nueva Traducción Viviente Presionada por su madre, la joven dijo: «Quiero en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista». Biblia Católica (Latinoamericana) La joven, a instigación de su madre, le respondió: 'Dame aquí, en una bandeja, la cabeza de Juan Bautista. La Biblia Textual 3a Edicion Y ella, instigada por su madre, dice: ¡Dame ahora mismo° la cabeza de Juan el Bautista en un trinchero!° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ella, instigada por su madre, le dijo: 'Dame aquí, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y ella, siendo instruida primero de su madre, dijo: Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista. |
¿No ha sido dicho a mi señor lo que hice, cuando Jezabel mataba a los profetas del SEÑOR; que escondí de los profetas del SEÑOR cien varones de cincuenta en cincuenta en cuevas, y los mantuve a pan y agua?
porque cuando Jezabel talaba los profetas del SEÑOR, Abdías tomó cien profetas, los cuales escondió de cincuenta en cincuenta por cuevas, y los sustentó a pan y agua.
Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y así me añadan, si mañana a estas horas yo no haya puesto tu persona como la de uno de ellos.
Y Atalía madre de Ocozías, viendo que su hijo era muerto, se levantó, y destruyó toda la simiente real.
Y ésta es la cuenta de ellos: treinta tazones de oro, mil tazones de plata, veintinueve cuchillos,
porque sus pies correrán al mal, e irán presurosos a derramar sangre.
Los hombres sanguinarios aborrecen al perfecto; mas los rectos buscan su alma.
Y fue su ofrenda un plato de plata de peso de ciento treinta siclos , y un jarro de plata de setenta siclos, al siclo del santuario; ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para presente;
Ofreció por su ofrenda un plato de plata de ciento treinta siclos de peso, un jarro de plata de setenta siclos, al siclo del santuario; ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para presente;
Y fue traída su cabeza en un plato y dada a la muchacha; y ella la presentó a su madre.
Entonces el rey se entristeció; mas por el juramento, y por los que estaban juntamente a la mesa, mandó que se le diese.
Y saliendo ella, dijo a su madre: ¿Qué pediré? Y ella dijo: La cabeza de Juan el Bautista.
Entonces ella entró prestamente al rey, y pidió, diciendo: Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan Bautista.
el cual fue, y le degolló en la cárcel, y trajo su cabeza en un plato, y la dio a la muchacha, y la muchacha la dio a su madre.