También el Reino de los cielos es semejante al hombre tratante, que busca buenas perlas;
También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas,
»Además el reino del cielo es como un comerciante en busca de perlas de primera calidad.
Aquí tienen otra figura del Reino de los Cielos: un comerciante que busca perlas finas.
También el reino de los cielos es semejante a un mercader° en busca de buenas perlas,
También se parece el reino de los cielos a un comerciante en perlas finas.
También el reino del cielo es semejante a un mercader que busca buenas perlas;
De coral ni de perlas no se hará mención; la sabiduría es mejor que las piedras preciosas.
El fin de todo el sermón es oído: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es toda la felicidad del hombre.
Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, todo vanidad.
Otra parábola les propuso, diciendo: El Reino de los cielos es semejante al hombre que siembra buena simiente en su campo;
que hallando una preciosa perla, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.
Porque ¿de qué aprovecha al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? O ¿qué recompensa dará el hombre por su alma?
Mas ellos sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza y otro a sus negocios.
No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos; no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.