No se cansará, ni desmayará, hasta que ponga en la tierra juicio, y las islas esperarán su ley.
Marcos 3:3 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate en medio. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio. Biblia Nueva Traducción Viviente Jesús le dijo al hombre con la mano deforme: «Ven y ponte de pie frente a todos». Biblia Católica (Latinoamericana) Jesús dijo al hombre que tenía la mano paralizada: 'Ponte de pie y colócate aquí en medio. La Biblia Textual 3a Edicion Dice al hombre que tenía la mano seca: Ponte° en el medio. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Dice entonces al hombre que tenía la mano seca: 'Ponte aquí delante'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces dijo al hombre que tenía seca la mano: Levántate y ponte en medio. |
No se cansará, ni desmayará, hasta que ponga en la tierra juicio, y las islas esperarán su ley.
Y Daniel, cuando supo que la escritura estaba firmada, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cenadero que estaban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba, y confesaba delante de su Dios, como lo solía hacer antes.
Y he aquí había allí un hombre que tenía una mano seca; y le preguntaron, diciendo: ¿Es lícito curar en sábado?, por acusarle.
Y les dice: ¿Es lícito hacer bien en sábados, o hacer mal? ¿Salvar la persona, o matarla? Mas ellos callaban.
Mas él sabía los pensamientos de ellos; y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate, y ponte en medio. Y él levantándose, se puso en pie.
A mí me conviene hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede obrar.
Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es vano.
No nos faltemos, pues, de hacer bien; que a su tiempo segaremos, si no hubiéremos faltado.
y muchos de los hermanos, tomando ánimo con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra de Dios sin temor.
Pues que el Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también estad armados del mismo pensamiento; que el que ha padecido en la carne, cesó de pecado;