Y tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: Con todo eso vosotros guardaréis mis sábados, porque es señal entre mí y vosotros por vuestras edades, para que sepáis que yo soy el SEÑOR que os santifico.
Levítico 20:8 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras Y guardad mis estatutos, y ponedlos por obra. Yo soy el SEÑOR que os santifico. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Y guardad mis estatutos, y ponedlos por obra. Yo Jehová que os santifico. Biblia Nueva Traducción Viviente Guarden todos mis decretos poniéndolos en práctica, porque yo soy el Señor quien los hace santos. Biblia Católica (Latinoamericana) Guarden mis preceptos y practíquenlos: ¡Yo soy Yavé, y a ustedes les hago santos! La Biblia Textual 3a Edicion Guardaréis mis estatutos y los pondréis por obra. Yo soy YHVH, que os santifico. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Observad mis leyes y ponedlas en práctica. Yo soy Yahveh, el que os santifica. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y guardad mis estatutos, y ponedlos por obra: Yo soy Jehová que os santifico. |
Y tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: Con todo eso vosotros guardaréis mis sábados, porque es señal entre mí y vosotros por vuestras edades, para que sepáis que yo soy el SEÑOR que os santifico.
Y les di también mis sábados que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy el SEÑOR que los santifico.
Y sabrán los gentiles que yo, el SEÑOR, santifico a Israel, estando mi Santuario entre ellos para siempre.
Mis estatutos guardaréis. A tu animal no harás ayuntar para mixturas; tu campo no sembrarás de mixtura, y no te pondrás vestidos con mezcla de diversas cosas.
Guardad pues todos mis estatutos, y todos mis derechos, y ponedlos por obra. Yo soy el SEÑOR.
Habéis, pues, de serme santos, porque yo el SEÑOR soy santo, y os he apartado de los pueblos, para que seáis míos.
Y lo santificarás, porque el pan de tu Dios ofrece; santo será a ti, porque santo soy yo el SEÑOR vuestro santificador.
Y no ensuciéis mi santo nombre, y yo me santificaré en medio de los hijos de Israel. Yo soy el SEÑOR que os santifico;
Porque todo aquel que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, y hermana, y madre.
¡Insensatos y ciegos! Porque ¿cuál es mayor, el oro, o el Templo que santifica al oro?
De manera que cualquiera que desatare uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare a los hombres, muy pequeño será llamado en el Reino de los cielos; mas cualquiera que los hiciere y los enseñare, éste será llamado grande en el Reino de los cielos.
Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé al varón prudente, que edificó su casa sobre la peña;
De él sin embargo vosotros sois renacidos en Cristo Jesús, el cual nos es hecho de Dios sabiduría, y justicia, y santificación, y redención;
Y el Dios de paz os santifique completamente; para que vuestro espíritu, alma y cuerpo sea guardado entero sin reprensión para la venida del Señor nuestro, Jesús, el Cristo.
Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios por vosotros, hermanos amados del Señor, de que Dios os haya escogido por primicias de salud, por la santificación del Espíritu y la fe en la verdad;
Mas sed hacedores de la Palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.
Bienaventurados los que hacen sus mandamientos, para que su potencia y potestad sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la Ciudad.