Ciertamente la ira del hombre te acarreará alabanza; tú reprimirás el resto de las iras.
Juan 7:30 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras Entonces procuraban prenderle; mas ninguno puso en él mano, porque aún no había venido su hora. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Entonces procuraban prenderle; pero ninguno le echó mano, porque aún no había llegado su hora. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces los líderes trataron de arrestarlo, pero nadie le puso las manos encima, porque aún no había llegado su momento. Biblia Católica (Latinoamericana) Los judíos hubieran querido llevarlo preso, pero nadie le puso las manos encima porque todavía no había llegado su hora. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces procuraban prenderlo, pero nadie pudo echarle mano, porque aún no había llegado su hora. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Querían, pues, prenderlo; pero nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces procuraban prenderle; pero ninguno puso mano sobre Él, porque aún no había llegado su hora. |
Ciertamente la ira del hombre te acarreará alabanza; tú reprimirás el resto de las iras.
Que anuncio lo por venir desde el principio: y desde antiguamente, lo que aún no era hecho. Que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quisiere.
Y salidos los fariseos, tuvieron consejo contra él para destruirle.
Y buscando cómo echarle mano, temieron al pueblo; porque le tenían por profeta.
Y lo oyeron los escribas y los príncipes de los sacerdotes, y procuraban cómo le matarían; porque le tenían miedo, porque toda la multitud estaba maravillada de su doctrina.
Y procuraban los príncipes de los sacerdotes y los escribas echarle mano en aquella hora, porque entendieron que contra ellos había dicho esta parábola; mas temieron al pueblo.
Habiendo estado con vosotros cada día en el Templo, no extendisteis las manos contra mí; mas ésta es vuestra hora, y la potestad de las tinieblas.
Por eso procuraban otra vez prenderle; mas él se salió de sus manos;
Y los sumo sacerdotes y los fariseos habían dado mandamiento, que si alguno supiese dónde estuviera, lo manifestase, para que le prendiesen.
¿No os dio Moisés la ley, y ninguno de vosotros cumple la ley? ¿Por qué me procuráis matar?
Los fariseos oyeron al pueblo que murmuraba de él estas cosas; y los príncipes de los sacerdotes y los fariseos enviaron servidores que le prendiesen.
Les dice entonces Jesús: Mi tiempo aún no es venido; mas vuestro tiempo siempre es presto.
Vosotros subid a esta Fiesta; yo no subo aún a esta Fiesta, porque mi tiempo aún no es cumplido.
Estas palabras habló Jesús en el lugar de las limosnas, enseñando en el Templo; y nadie le prendió; porque aún no había venido su hora.
Sé que sois simiente de Abraham, mas procuráis matarme, porque mi palabra no cabe en vosotros.
Tomaron entonces piedras para tirarle; mas Jesús se encubrió, y salió del Templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue.
A mí me conviene hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede obrar.