Oración de Moisés Varón de Dios. Señor, tú nos has sido refugio en generación y en generación.
Juan 6:56 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Biblia Nueva Traducción Viviente Todo el que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Biblia Católica (Latinoamericana) El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. La Biblia Textual 3a Edicion El que mastica mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y Yo en él. Biblia Serafín de Ausejo 1975 El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Biblia Reina Valera Gómez (2023) El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. |
Oración de Moisés Varón de Dios. Señor, tú nos has sido refugio en generación y en generación.
El que habita en el escondedero del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente.
Porque tú, oh SEÑOR, eres mi esperanza; y al Altísimo has puesto por tu habitación,
Chet : Mi parte es el SEÑOR, dijo mi alma; por tanto a él esperaré.
Aquel día vosotros conoceréis que yo soy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.
Respondió Jesús, y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos con él morada.
Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
¿Y qué consentimiento el templo de Dios con los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios Viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré en ellos; y seré el Dios de ellos, y ellos serán mi pueblo.
Que habite el Cristo por la fe en vuestros corazones; para que, arraigados y fundados en caridad,
Pues lo que habéis oído desde el principio, sea permaneciente en vosotros. Porque si lo que habéis oído desde el principio fuere permaneciente en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre.
Y el que guarda sus mandamientos, está en él, y él en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.
Ninguno vio jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su caridad es completada en nosotros;
He aquí, que yo estoy parado a la puerta y llamo; si alguno oyere mi voz, y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.