Pero al malo dijo Dios: ¿Qué parte tienes tú de declarar mis leyes, y que tomes mi pacto en tu boca?
Jeremías 11:15 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras ¿Qué tiene mi amado en mi Casa, habiendo hecho muchas abominaciones? Y las carnes santas pasarán de sobre ti, porque en tu maldad te gloriaste. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 ¿Qué derecho tiene mi amada en mi casa, habiendo hecho muchas abominaciones? ¿Crees que los sacrificios y las carnes santificadas de las víctimas pueden evitarte el castigo? ¿Puedes gloriarte de eso? Biblia Nueva Traducción Viviente »¿Qué derecho tiene mi amado pueblo de ir a mi templo cuando ha cometido tantas inmoralidades? ¿Acaso sus votos y sacrificios pueden evitar su destrucción? ¡En realidad se alegran en hacer lo malo! Biblia Católica (Latinoamericana) ¿Qué viene a hacer mi amada en mi Casa? ¡Su manera de actuar es pura viveza! ¿Crees que los votos y las carnes consagradas te limpiarán de tu maldad o que te podré purificar por todo eso? La Biblia Textual 3a Edicion ¿Qué busca mi amado° en mi Casa, después de haber tramado tantas intrigas? ¿Podrá la grosura° y la carne inmolada apartar de ti la adversidad, Para que lo celebres con gritos estrepitosos? Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¿Qué busca mi amada en mi casa? Su modo de obrar es pura doblez. ¿Votos y carne consagrada apartarán de ti la desgracia, de modo que puedas regocijarte por ello? Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¿Qué tiene que hacer mi amada en mi casa, habiendo hecho tantas abominaciones, y las carnes santas se han pasado de ti? Cuando haces maldad, entonces te regocijas. |
Pero al malo dijo Dios: ¿Qué parte tienes tú de declarar mis leyes, y que tomes mi pacto en tu boca?
Hacer abominación es como risa al loco; mas la sabiduría recrea al varón de entendimiento.
El sacrificio de los impíos es abominación al SEÑOR; mas la oración de los rectos es su gozo.
que se alegran haciendo mal, que se huelgan en malas perversidades;
El sacrificio de los impíos es abominación; ¡cuánto más ofreciéndolo con maldad!
El que aparta su oído para no oír la ley, su oración también será abominable.
Así dijo el SEÑOR: ¿Qué es de esta carta de repudio de vuestra madre, a la cual yo repudié? ¿O quiénes son mis acreedores, a quien yo os he vendido? He aquí, que por vuestras maldades sois vendidos; y por vuestras rebeliones fue repudiada vuestra madre,
Dejé mi casa, desamparé mi heredad, entregué lo que amaba mi alma en manos de sus enemigos.
Tus adulterios, tus relinchos, la maldad de tu fornicación sobre los collados; en el mismo campo vi tus abominaciones. ¡Ay de ti, Jerusalén! ¿No serás limpia al fin? ¿Hasta cuándo pues?
Y me dijo el SEÑOR: Si Moisés y Samuel se pusieran delante de mí, mi voluntad no será con este pueblo; échalos de delante de mí, y salgan.
Anda, y clama en los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice el SEÑOR: Me he acordado de ti, de la misericordia de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no sembrada.
Porque así el profeta como el sacerdote son fingidos: aun en mi Casa hallé su maldad, dijo el SEÑOR.
Convertíos, oh hijos rebeldes, dijo el SEÑOR, porque yo soy vuestro Señor, y yo os tomaré uno de una ciudad, y dos de una familia, y os introduciré en Sion;
Que yo lo había visto; que por todas estas causas en las cuales fornicó la rebelde Israel, yo la envié, y le di la carta de su repudio; y no tuvo temor la rebelde Judá su hermana, sino que también fue ella y fornicó.
Y me dijo otra vez el SEÑOR: Ve, ama una mujer amada de su compañero, y adúltera, como el amor del SEÑOR para con los hijos de Israel; los cuales miran a dioses ajenos, y aman frascos de vino.
Y entró el rey para ver los convidados, y vio allí un hombre no vestido de vestido de boda.
El cual, cuando vio a Jesús, exclamó y se postró delante de él, y dijo a gran voz: ¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes.
Así que, en cuanto al Evangelio, los tengo por enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección de Dios , son muy amados por causa de los padres.
Porque todas las cosas son limpias a los limpios; mas a los contaminados e infieles nada es limpio; antes su alma y conciencia son contaminadas.
Mas ahora gloriáis en vuestras soberbias. Toda gloria semejante es mala.