Y ambos a dos, el maestresala y el panadero del rey de Egipto, que estaban presos en la cárcel, soñaron un sueño, cada uno su sueño en una misma noche, cada uno conforme a la declaración de su sueño.
Génesis 40:6 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras Y vino a ellos José por la mañana, y los miró, y he aquí que estaban tristes. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Vino a ellos José por la mañana, y los miró, y he aquí que estaban tristes. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando José los vio a la mañana siguiente, notó que los dos parecían preocupados. Biblia Católica (Latinoamericana) Cuando José los vino a ver por la mañana, se dio cuenta de que estaban muy preocupados. La Biblia Textual 3a Edicion Y José fue a ellos por la mañana, y observó que estaban perturbados. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cuando por la mañana se acercó a ellos José, advirtió que estaban tristes Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y por la mañana José vino a ellos, y los miró, y he aquí que estaban tristes. |
Y ambos a dos, el maestresala y el panadero del rey de Egipto, que estaban presos en la cárcel, soñaron un sueño, cada uno su sueño en una misma noche, cada uno conforme a la declaración de su sueño.
Y él preguntó a aquellos oficiales del Faraón, que estaban con él en la cárcel de la casa de su señor, diciendo: ¿Por qué parecen hoy mal vuestros rostros?
Y ellos le dijeron: Hemos tenido un sueño, y no hay quién lo declare. Entonces les dijo José: ¿No son de Dios las declaraciones? Contádmelo ahora.
Y acaeció que a la mañana su espíritu se atormentó; y envió e hizo llamar a todos los magos de Egipto, y a todos sus sabios: y les contó el Faraón sus sueños, mas no había quién los declarase al Faraón.
Vi un sueño que me espantó, y las imaginaciones y visiones de mi cabeza me turbaron en mi cama.
Entonces el rey se demudó de su color, y sus pensamientos lo turbaron, y se desataron las ceñiduras de sus lomos, y sus rodillas se batían la una con la otra.
Hasta aquí fue el fin de la palabra. Yo Daniel, mucho me turbaron mis pensamientos, y mi rostro se me mudó; mas la palabra la guardé en mi corazón.
Y yo Daniel fui quebrantado, y estuve enfermo algunos días; y cuando convalecí, hice el negocio del rey; mas estaba espantado acerca de la visión, y no había quien la entendiese.