Sírvante pueblos, y naciones se inclinen a ti: Sé señor de tus hermanos, e inclínense a ti los hijos de tu madre; malditos los que te maldijeren, y benditos los que te bendijeren.
Génesis 37:7 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba, y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor, y se inclinaban al mío. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor y se inclinaban al mío. Biblia Nueva Traducción Viviente Resulta que estábamos en el campo atando gavillas de grano. De repente, mi gavilla se levantó, y las gavillas de ustedes se juntaron alrededor de la mía, ¡y se inclinaron ante ella! Biblia Católica (Latinoamericana) Estábamos nosotros atando gavillas en medio del campo, cuando sucedió que mi gavilla se levantaba y permanecía derecha. Entonces las gavillas de ustedes la rodearon y se postraron ante la mía. La Biblia Textual 3a Edicion He aquí, estábamos atando gavillas en medio del campo, y he aquí, mi gavilla se levantaba y además estaba erguida, y he ahí, vuestras gavillas estaban alrededor y se postraron ante mi gavilla. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Estábamos atando gavillas en medio del campo, cuando he aquí que mi gavilla se levantó y se mantuvo derecha, mientras que las vuestras se ponían a su alrededor y se inclinaban ante ella'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba, y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor, y se inclinaban al mío. |
Sírvante pueblos, y naciones se inclinen a ti: Sé señor de tus hermanos, e inclínense a ti los hijos de tu madre; malditos los que te maldijeren, y benditos los que te bendijeren.
Y José era el señor de la tierra, que vendía el trigo a todo el pueblo de la tierra; y llegaron los hermanos de José, y se inclinaron a él rostro por tierra.
Entonces se acordó José de los sueños que había soñado de ellos, y les dijo: Espías sois; por ver lo descubierto de la tierra habéis venido.
Y vino José a casa, y ellos le trajeron el presente que tenían en su mano dentro de la casa, y se inclinaron a él hasta tierra.
Y ellos respondieron: Bien va a tu siervo nuestro padre; aún vive. Y se inclinaron, e hicieron reverencia.
Y llegó Judá con sus hermanos a casa de José, que aún estaba allí, y se postraron delante de él en tierra.
Entonces Judá se llegó a él, y dijo: Te ruego señor mío, que hable tu siervo una palabra en oídos de mi señor, y no se encienda tu enojo contra tu siervo, pues que tú eres como el Faraón.
Mi señor preguntó a sus siervos, diciendo: ¿Tenéis padre o hermano?
Y vinieron también sus hermanos, y se postraron delante de él, y dijeron: Henos aquí por tus siervos.
que al Nombre de Jesús toda rodilla de lo celestial, de lo terrenal, y de lo infernal se doble.
y él es la cabeza, del cuerpo de la Iglesia, principio y primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga el primado.