Y no le conoció, porque sus manos eran vellosas como las manos de Esaú; y le bendijo.
Génesis 27:24 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras Y dijo: ¿Eres tú mi hijo Esaú? Y él respondió: Yo soy . Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Y dijo: ¿Eres tú mi hijo Esaú? Y Jacob respondió: Yo soy. Biblia Nueva Traducción Viviente —¿De verdad eres mi hijo Esaú? —preguntó. —Sí, lo soy —contestó Jacob. Biblia Católica (Latinoamericana) Volvió a preguntarle: '¿Eres de verdad mi hijo Esaú?' Contestó Jacob: 'Sí, yo soy. La Biblia Textual 3a Edicion Y preguntó: ¿Eres tú mi hijo Esaú? Contestó: Lo soy. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Después preguntó: '¿De verdad eres tú mi hijo Esaú?'. Respondió: 'Sí, lo soy'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y dijo: ¿Eres tú mi hijo Esaú? Y él respondió: Yo soy. |
Y no le conoció, porque sus manos eran vellosas como las manos de Esaú; y le bendijo.
Y dijo: Acércamela, y comeré de la caza de mi hijo, para que te bendiga mi alma; y él se la acercó, y comió; le trajo también vino, y bebió.
Y el rey dijo: ¿Qué tienes? Y ella respondió: Yo a la verdad soy una mujer viuda y mi marido es muerto.
Y el otro le dijo: Yo también soy profeta como tú, y un ángel me ha hablado por palabra del SEÑOR, diciendo: Vuélvele contigo a tu casa, para que coma pan y beba agua. Pero le mintió.
Porque tu boca declaró tu iniquidad, pues has escogido el hablar de los astutos.
El labio de la verdad permanecerá para siempre; mas la lengua de mentira por un momento.
Los labios mentirosos son abominación al SEÑOR; mas los obradores de la verdad su contentamiento.
Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; no me des pobreza ni riquezas; manténme del pan de mi juicio;
Estas son las cosas que haréis: Hablad verdad cada cual con su prójimo; juzgad en vuestras puertas verdad y juicio de paz;
Por lo cual, dejando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.
No mintáis los unos a los otros, despojándoos del viejo hombre con sus hechos,
Y mudó su habla delante de ellos, y fingió ser loco entre las manos de ellos, y escribía en las portadas de las puertas, dejando correr su saliva por su barba.
Y respondió David al sacerdote Ahimelec: El rey me encomendó un negocio, y me dijo: Nadie sepa cosa alguna de este negocio a que yo te envío, y que yo te he mandado; y yo les señalé a los criados un cierto lugar.
Y decía Aquis: ¿Dónde habéis corrido hoy? Y David decía: Al mediodía de Judá, y al mediodía de Jerameel, o contra el mediodía de Ceni.