Mas el SEÑOR hirió al Faraón y a su casa de grandes plagas, por causa de Sarai, mujer de Abram.
Génesis 20:3 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras Pero Dios vino a Abimelec en sueños de noche, y le dijo: He aquí muerto eres por la mujer que has tomado, la cual es casada con marido. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Pero Dios vino a Abimelec en sueños de noche, y le dijo: He aquí, muerto eres, a causa de la mujer que has tomado, la cual es casada con marido. Biblia Nueva Traducción Viviente Esa noche Dios se le apareció a Abimelec en un sueño y le dijo: —Eres hombre muerto, porque esa mujer que has tomado ¡ya está casada! Biblia Católica (Latinoamericana) Pero en la noche Dios habló a Abimelec en sueños y le dijo: 'Date por muerto a causa de esa mujer que has tomado, porque es casada. La Biblia Textual 3a Edicion Pero ’Elohim vino a Abimelec en un sueño aquella noche, y le dijo: He aquí, eres hombre muerto a causa de la mujer que tomaste, pues ella está casada y tiene marido. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero Dios vino a Abimélec en sueños durante la noche, y le dijo: 'Mira que vas a morir por causa de la mujer que has tomado, pues está casada'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Pero Dios vino a Abimelec en sueños de noche, y le dijo: He aquí muerto eres a causa de la mujer que has tomado, la cual es casada con marido. |
Mas el SEÑOR hirió al Faraón y a su casa de grandes plagas, por causa de Sarai, mujer de Abram.
Entonces el Faraón llamó a Abram y le dijo: ¿Qué es esto que has hecho conmigo? ¿Por qué no me declaraste que era tu mujer?
Ahora, pues, vuelve la mujer a su marido; porque es profeta, y orará por ti, y vivirás. Y si tú no la volvieres, sabe que de cierto morirás, con todo lo que fuere tuyo.
Y soñó, y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su cabeza tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella.
Y vino Dios a Labán, el arameo, en sueños aquella noche, y le dijo: Guárdate que no digas a Jacob bueno ni malo.
Y soñó José un sueño y lo contó a sus hermanos; y ellos vinieron a aborrecerle más todavía.
Y soñó aún otro sueño, y lo contó a sus hermanos, diciendo: He aquí que he soñado otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí.
Y ambos a dos, el maestresala y el panadero del rey de Egipto, que estaban presos en la cárcel, soñaron un sueño, cada uno su sueño en una misma noche, cada uno conforme a la declaración de su sueño.
Y ellos le dijeron: Hemos tenido un sueño, y no hay quién lo declare. Entonces les dijo José: ¿No son de Dios las declaraciones? Contádmelo ahora.
Y habló Dios a Israel en visiones de noche, y dijo: Jacob, Jacob. Y él respondió: Heme aquí.
No permitió que nadie los oprimiese; antes por amor de ellos castigó a los reyes.
Por sueño de visión nocturna, cuando el sueño cae sobre los hombres, cuando se adormecen sobre el lecho;
para quitar al hombre de la mala obra, y apartar del varón la soberbia.
No consintió que hombre los agraviase; y por causa de ellos castigó los reyes.
Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida.
Y vino Dios a Balaam, y le dijo: ¿Quiénes son estos varones que están contigo?
Y pensando él en esto, he aquí el ángel del Señor se le aparece en sueños, diciendo: José, hijo de David, no temas de recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.
Y estando él sentado en el tribunal, su mujer envió a él, diciendo: No tengas que ver con aquel justo; porque hoy he padecido muchas cosas en sueños por causa de él.