Gálatas 5:5 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras Porque nosotros por el Espíritu aguardamos la esperanza de la justicia por la fe. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia; Biblia Nueva Traducción Viviente Sin embargo, los que vivimos por el Espíritu esperamos con anhelo recibir por la fe la justicia que Dios nos ha prometido. Biblia Católica (Latinoamericana) A nosotros, en cambio, el Espíritu nos da la convicción de que por la fe seremos tales como Dios nos quiere. La Biblia Textual 3a Edicion Porque nosotros, mediante el Espíritu, por fe, esperamos la promesa de la justicia. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pues nosotros, confiados en el Espíritu y procediendo por fe, aguardamos pacientemente la esperanza de la justicia. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mas nosotros por el Espíritu aguardamos la esperanza de la justicia por fe. |
Guímel Ciertamente ninguno de cuantos en ti esperan será avergonzado; serán avergonzados los que se rebelan sin causa.
He Encamíname en tu verdad, y enséñame; porque tú eres el Dios de mi salud; a ti he esperado todo el día.
Tú, pues, conviértete a tu Dios; guarda misericordia y juicio, y en tu Dios espera siempre.
para que, de la manera que el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna por Jesús, el Cristo, Señor nuestro.
de tal manera que nada os falte en ningún don, esperando la manifestación del Señor nuestro, Jesús, el Cristo;
que por él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.
y por ser hallado en él, no teniendo mi justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;
Y esperar a su Hijo de los cielos, al cual resucitó de los muertos: a Jesús, el cual nos libró de la ira que ha de venir.
Y el Señor enderece vuestros corazones en la caridad de Dios, y en la esperanza del Cristo.
Desde ahora, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que desean su venida.
esperando aquella esperanza bienaventurada, y la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro Jesús, el Cristo.