Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla; porque no le da Dios el Espíritu por medida.
Gálatas 3:23 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras Pero antes que viniese la fe, estábamos guardados bajo la ley, encerrados para aquella fe que había de ser descubierta. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. Biblia Nueva Traducción Viviente Antes de que se nos abriera el camino de la fe en Cristo, estábamos vigilados por la ley. Nos mantuvo en custodia protectora, por así decirlo, hasta que fuera revelado el camino de la fe. Biblia Católica (Latinoamericana) Hasta que no llegaran los tiempos de la fe, la Ley nos guardaba bajo llave, a la espera de la fe que se iba a revelar. La Biblia Textual 3a Edicion Y antes que viniera la fe, estábamos encerrados bajo la ley, confinados para la fe que iba a ser revelada. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Antes de que viniera la fe, estábamos encerrados bajo la custodia de la ley, en espera de la fe que había de revelarse. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Pero antes que viniese la fe, estábamos guardados bajo la ley, encerrados para aquella fe que había de ser revelada. |
Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla; porque no le da Dios el Espíritu por medida.
Porque Dios encerró a todos en incredulidad, para tener misericordia de todos.
Pero sabemos que todo lo que la ley dice, a los que están en la ley lo dice, para que toda boca se tape, y que todo el mundo se sujete a Dios;
¿Pues de qué sirve la ley? Fue puesta por causa de las rebeliones, hasta que viniese la Simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por los Angeles en la mano de un Mediador.
Decidme, los que queréis estar bajo la ley, ¿no habéis oído la ley?
En fe murieron todos éstos sin haber recibido las promesas; sino mirándolas de lejos, y creyéndolas, y abrazándolas; y confesando que eran peregrinos y advenedizos sobre la tierra.
puestos los ojos en el Autor y Consumador de la fe, Jesús, el cual, habiéndole sido propuesto gozo, sufrió el madero, menospreciando la vergüenza, y fue sentado a la diestra de Dios.