Entonces David trabando de sus vestidos, los rompió; y lo mismo hicieron los hombres que estaban con él.
Esdras 9:3 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras Lo cual oyendo yo, rasgué mi vestido y mi manto, y arranqué de los cabellos de mi cabeza y de mi barba, y me senté atónito. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Cuando oí esto, rasgué mi vestido y mi manto, y arranqué pelo de mi cabeza y de mi barba, y me senté angustiado en extremo. Biblia Nueva Traducción Viviente Al oír esto, me rasgué el manto y la camisa, me arranqué el pelo de la cabeza y de la barba, y me senté completamente horrorizado. Biblia Católica (Latinoamericana) Al oír eso rasgué mi túnica y mi manto, me arranqué los cabellos y la barba y muy conmovido me fui a sentar. La Biblia Textual 3a Edicion Cuando oí hablar de este suceso, rasgué mi vestido y mi manto, y arranqué cabellos de mi cabeza y de mi barba, y me senté consternado. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Al oír esto, rasgué mis vestiduras y mi manto, me arranqué pelos de la cabeza y de la barba y me senté desolado. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Lo cual oyendo yo, rasgué mi vestidura y mi manto, y arranqué pelo de mi cabeza y de mi barba, y me senté atónito. |
Entonces David trabando de sus vestidos, los rompió; y lo mismo hicieron los hombres que estaban con él.
Entonces Eliacim hijo de Hilcías, que era mayordomo, y Sebna el escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, vinieron a Ezequías, rotos sus vestidos, y le recitaron las palabras de Rabsaces.
Y fue que, cuando yo oí estas palabras, me senté y lloré, y me enluté por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.
Y reñí con ellos, y los maldije, y herí a algunos de ellos, y les arranqué los cabellos, y los juramenté, diciendo: No daréis vuestras hijas a sus hijos, y no tomaréis de sus hijas para vuestros hijos, o para vosotros.
Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y trasquiló su cabeza, y cayendo en tierra adoró;
Decid a Dios: ¡Cuán terrible eres en tus obras! Por lo grande de tu fortaleza se sujetarán a ti tus enemigos.
Subió a Bayit y a Dibón, altares, a llorar; sobre Nebo y sobre Medeba aullará Moab; toda cabeza de ella se mesará, y toda barba será raída.
Y no tuvieron temor, ni rasgaron sus vestidos, el rey y todos sus siervos que oyeron todas estas palabras.
Trasquila tu cabello, y arrójalo, y levanta llanto sobre las alturas; porque el SEÑOR arrojó y dejó la nación de su furor.
Y vine a los cautivos en Tel-abib, que moraban junto al río de Quebar, y me senté donde ellos estaban sentados, y allí permanecí siete días desconsolado entre ellos.
Se ceñirán también de cilicio, y les cubrirá temblor; y en todo rostro habrá vergüenza, y en todas sus cabezas peladura.
Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltasar, estuvo callando casi una hora, y sus pensamientos lo espantaban. El rey entonces habló, y dijo: Beltasar, el sueño ni su declaración te espanten. Respondió Beltasar, y dijo: Señor mío, el sueño sea para tus enemigos, y su declaración para los que mal te quieren.
Y yo Daniel fui quebrantado, y estuve enfermo algunos días; y cuando convalecí, hice el negocio del rey; mas estaba espantado acerca de la visión, y no había quien la entendiese.
No harán calva en su cabeza, ni raerán la punta de su barba, ni en su carne harán rasguños.
Mésate y trasquílate por los hijos de tus delicias; ensancha tu calvicie como águila; porque fueron transportados de ti.
Entonces Josué rompió sus vestidos, y se postró en tierra sobre su rostro delante del arca del SEÑOR hasta la tarde, él y los ancianos de Israel; echando polvo sobre sus cabezas.