Y las espigas menudas tragaban a las siete espigas hermosas; y lo he dicho a los magos, mas no hay quién me lo declare.
Daniel 4:7 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras Y vinieron magos, astrólogos, caldeos, y adivinos; y dije el sueño delante de ellos, mas nunca me mostraron su declaración; Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Y vinieron magos, astrólogos, caldeos y adivinos, y les dije el sueño, pero no me pudieron mostrar su interpretación, Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando se presentaron los magos, los brujos, los astrólogos y los adivinos, les conté el sueño, pero no pudieron explicarme el significado. Biblia Católica (Latinoamericana) Estaba acostado y tuve esta visión: había en el centro de la tierra un árbol que tenía gran altura. La Biblia Textual 3a Edicion Vinieron, pues, magos, astrólogos, caldeos y adivinos, y referí el sueño delante de ellos, pero no me pudieron mostrar su interpretación, Biblia Serafín de Ausejo 1975 'Estaba contemplando en mi lecho las visiones de mi mente, cuando de pronto vi un árbol, de enorme altura, en el centro de la tierra. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y vinieron magos, astrólogos, caldeos, y adivinos; y dije el sueño delante de ellos, mas ellos no me dieron a conocer su interpretación; |
Y las espigas menudas tragaban a las siete espigas hermosas; y lo he dicho a los magos, mas no hay quién me lo declare.
Y acaeció que a la mañana su espíritu se atormentó; y envió e hizo llamar a todos los magos de Egipto, y a todos sus sabios: y les contó el Faraón sus sueños, mas no había quién los declarase al Faraón.
que deshago las señales de los adivinos, y enloquezco a los agoreros, que hago tornar atrás los sabios, y desvanezco su sabiduría;
He aquí era el asirio, cedro en el Líbano, hermoso en ramas, y umbroso con sus ramas, y de grande altura, y su copa la más alta entre densas ramas.
muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, y de buen parecer, y enseñados en toda sabiduría, y sabios en ciencia, y de buen entendimiento, y que tuviesen fuerzas para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos.
Los caldeos respondieron delante del rey, y dijeron: No hay hombre sobre la tierra que pueda declarar el negocio del rey. Además de esto, ningún rey, príncipe, ni señor, preguntó cosa semejante a ningún mago, ni astrólogo, ni caldeo.
Daniel respondió delante del rey, y dijo: El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos, ni adivinos lo pueden enseñar al rey.
Respondieron la segunda vez, y dijeron: Diga el rey el sueño a sus siervos, y le mostraremos su declaración.
Por esto en el mismo tiempo algunos varones caldeos se llegaron, y denunciaron de los judíos.
Yo el rey Nabucodonosor vi este sueño. Tú pues, Beltasar, dirás la declaración de él, porque todos los sabios de mi reino nunca pudieron mostrarme su interpretación; mas tú puedes, porque hay en ti espíritu de los ángeles santos de Dios .
El rey clamó en alta voz que hiciesen venir magos, caldeos, y adivinos. Habló el rey, y dijo a los sabios de Babilonia: Cualquiera que leyere esta escritura, y me mostrare su declaración, será vestido de púrpura, y tendrá collar de oro a su cuello; y en el reino se enseñoreará el tercero.
Entonces fueron introducidos todos los sabios del rey, y no pudieron leer la escritura, ni mostrar al rey su declaración.