Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina a los huesos.
Cantares 7:9 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras y tu paladar como el buen vino, que se entra a mi amado suavemente, y hace hablar los labios de los que duermen. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Y tu paladar como el buen vino, Que se entra a mi amado suavemente, Y hace hablar los labios de los viejos. Biblia Nueva Traducción Viviente Que tus besos sean tan apasionantes como el mejor de los vinos... Sí, vino que le desciende suavemente a mi amante, que fluye delicadamente sobre los labios y los dientes. Biblia Católica (Latinoamericana) Me dije: subiré a la palmera,
míos son esos racimos de dátiles.
¡Sean tus pechos como racimos de uvas
y tu aliento como perfume de manzanas! La Biblia Textual 3a Edicion Y el cielo de tu boca como el vino generoso, Que de mi amado fluye suavemente, Y hace mover apaciblemente los labios de los que duermen. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Yo me dije: 'Subiré a la palmera, cogeré sus racimos'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) y tu paladar como el buen vino, que se entra a mi amado suavemente, y hace hablar los labios de los que duermen. |
Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina a los huesos.
No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece su color en el vaso, se entra suavemente;
Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de la escalera, muéstrame tu vista, hazme oír tu voz; porque tu voz es dulce, y tu vista hermosa.
Su paladar, dulcísimo: y todo él codiciable. Tal es mi amado, tal es mi compañero, oh doncellas de Jerusalén.
Yo duermo, pero mi corazón vela por la voz de mi amado que toca a la puerta : Abreme, hermana mía, compañera mía, paloma mía, perfecta mía; porque mi cabeza está llena de rocío, mis cabellos de las gotas de la noche.
Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora nos está más cerca nuestra salud que cuando creímos.
Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para edificación, para que dé gracia a los oyentes.
Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal; para que sepáis cómo os conviene responder a cada uno.
Así que, ofrezcamos por medio de él a Dios siempre sacrificio de alabanza, es a saber, fruto de labios que confiesen su Nombre.
Y oí una voz del cielo que me decía: Escribe: Bienaventurados son los muertos, que de aquí en adelante mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, que descansan de sus labores; y sus obras los siguen.