He aquí que tú eres hermoso, oh amado mío, y suave; nuestro lecho también florido.
Cantares 5:5 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras Yo me levanté para abrir a mi amado, y mis manos gotearon mirra, y mis dedos mirra que corría sobre las aldabas del candado. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Yo me levanté para abrir a mi amado, Y mis manos gotearon mirra, Y mis dedos mirra, que corría Sobre la manecilla del cerrojo. Biblia Nueva Traducción Viviente Salté para abrirle la puerta a mi amor, y mis manos destilaron perfume. Mis dedos goteaban preciosa mirra mientras yo corría el pasador. Biblia Católica (Latinoamericana) Me levanté para abrir a mi amado,
y mis manos destilaron mirra,
corrió mirra de mis dedos
sobre el pestillo de la cerradura. La Biblia Textual 3a Edicion Me levanté para abrir a mi amado, Mis manos destilaron mirra, De mis dedos se escurrió la mirra por la manecilla del cerrojo. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Me levanté para abrir a mi amado: la mirra destilaba de mis manos, de mis dedos pasaba a las clavijas de la puerta. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Yo me levanté para abrir a mi amado, y mis manos gotearon mirra, y mis dedos mirra que corría sobre las aldabas del candado. |
He aquí que tú eres hermoso, oh amado mío, y suave; nuestro lecho también florido.
¿Quién es ésta que sube del desierto como varas de humo, sahumada de mirra y de incienso, y de todos los polvos aromáticos?
Sus mejillas, como una era de especias aromáticas, como fragantes flores; sus labios, como lirios que destilan mirra que trasciende.
Yo duermo, pero mi corazón vela por la voz de mi amado que toca a la puerta : Abreme, hermana mía, compañera mía, paloma mía, perfecta mía; porque mi cabeza está llena de rocío, mis cabellos de las gotas de la noche.
y vosotros semejantes a hombres que esperan cuando su señor ha de volver de las bodas; para que cuando viniere, y tocare, luego le abran.
y no sólo con su venida, sino también con la consolación con que él fue consolado acerca de vosotros, haciéndonos saber vuestro deseo (grande), vuestro lloro, vuestro celo por mí, para que así me gozase más.
Que habite el Cristo por la fe en vuestros corazones; para que, arraigados y fundados en caridad,
He aquí, que yo estoy parado a la puerta y llamo; si alguno oyere mi voz, y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.