Que se traiga ahora un poco de agua, y lavad vuestros pies; y recostaos debajo de un árbol,
2 Samuel 11:8 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras Después dijo David a Urías: Desciende a tu casa, y lava tus pies. Y saliendo Urías de casa del rey, le fue enviada comida real. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Después dijo David a Urías: Desciende a tu casa, y lava tus pies. Y saliendo Urías de la casa del rey, le fue enviado presente de la mesa real. Biblia Nueva Traducción Viviente Después le dijo a Urías: «Ve a tu casa a descansar». David incluso le envió un regalo a Urías apenas este dejó el palacio. Biblia Católica (Latinoamericana) después dijo a Urías: 'Anda a tu casa, te has ganado el derecho de lavarte los pies'. Apenas salió Urías de la casa del rey, éste despachó detrás de él un presente de su mesa. La Biblia Textual 3a Edicion Después dijo David a Urías: Desciende a tu casa y lava tus pies. Y saliendo Urías de la casa real, le fue enviado un presente del rey.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Después díjole David a Urías: 'Baja a tu casa y lávate los pies'. Salió Urías del palacio real y tras él salió también un presente de la mesa del rey. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Después dijo David a Urías: Desciende a tu casa, y lava tus pies. Y saliendo Urías de casa del rey, vino tras de él comida real. |
Que se traiga ahora un poco de agua, y lavad vuestros pies; y recostaos debajo de un árbol,
Y dijo: Ahora, pues, mis señores, os ruego que vengáis a casa de vuestro siervo y os hospedéis, y lavaréis vuestros pies: y por la mañana os levantaréis, y seguiréis vuestro camino. Y ellos respondieron: No, que en la plaza dormiremos.
Y metió aquel varón a aquellos hombres en casa de José; y les dio agua, y lavaron sus pies; y dio de comer a sus asnos.
Y él tomó presentes de delante de sí para ellos; mas el presente de Benjamín era aumentado más que los presentes de todos ellos en cinco partes; y ellos bebieron, y se embriagaron con él.
Mentira habla cada uno con su prójimo con labios lisonjeros; con corazón doble hablan.
¿No demandaría Dios esto? Porque él conoce los secretos del corazón.
Ablandan más que manteca su boca, pero guerra hay en su corazón; enternecen sus palabras más que el aceite, mas ellos son cuchillos.
¡Ay de los que se esconden del SEÑOR, encubriendo el consejo; y sus obras son en tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve, o quién nos conoce?
Porque nada hay encubierto, que no haya de ser descubierto; ni oculto, que no haya de ser sabido.
Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, no diste agua para mis pies; y ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha limpiado con los cabellos de su cabeza.
Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes todas las cosas están desnudas y abiertas a sus ojos, de lo cual hablamos.