Y venía y salía de Egipto, el carro por seiscientas piezas de plata, y el caballo por ciento cincuenta; y así los suministraban por mano de ellos a todos los reyes de los heteos, y de Siria.
2 Reyes 7:7 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras Y así se habían levantado y huido al principio de la noche, dejando sus tiendas, sus caballos, sus asnos, y el campamento como se estaba; y habían huido por salvar las vidas. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Y así se levantaron y huyeron al anochecer, abandonando sus tiendas, sus caballos, sus asnos, y el campamento como estaba; y habían huido para salvar sus vidas. Biblia Nueva Traducción Viviente Así que se llenaron de pánico y huyeron en la oscuridad de la noche; abandonaron sus carpas, sus caballos, sus burros y todo lo demás, y corrieron para salvar la vida. Biblia Católica (Latinoamericana) Habían pues huido al ponerse el sol, abandonando sus tiendas, caballos y burros, en una palabra, el campamento tal cual estaba, pensando sólo en salvar su vida. La Biblia Textual 3a Edicion Por lo que se levantaron y huyeron al anochecer, abandonando sus tiendas, y sus caballos, y sus asnos; dejando el campamento tal como estaba, y habían huido por sus vidas. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y al atardecer se levantaron y se dieron a la fuga abandonando sus tiendas, sus caballos y asnos, y el campamento tal como estaba; pues habían huido para salvar sus vidas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y así se levantaron y huyeron al anochecer, dejando sus tiendas, sus caballos, sus asnos y el campamento como estaba; y huyeron para salvar sus vidas. |
Y venía y salía de Egipto, el carro por seiscientas piezas de plata, y el caballo por ciento cincuenta; y así los suministraban por mano de ellos a todos los reyes de los heteos, y de Siria.
E hirió cada uno al que venía contra sí; y huyeron los sirios, siguiéndolos los de Israel. Y el rey de Siria, Ben-adad, se escapó en un caballo con alguna gente de caballería.
De todas partes lo asombrarán temores, y con sus mismos pies lo ahuyentarán.
Vanidad es el caballo para la salud; con la grandeza de su fuerza no librará.
Huyan, huyan reyes de ejércitos; y la moradora de la casa partía los despojos.
Como los repartimientos de las aguas, así está el corazón del rey en la mano del SEÑOR; a todo lo que quiere lo inclina.
Huye el impío sin que nadie lo persiga; mas el justo está confiado como un leoncillo.
Escápate como la gacela de la mano del cazador , y como el ave de la mano del parancero.
Aquel día el hombre arrojará en las cuevas de los topos, y de los murciélagos, sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que le hicieron para que adorase;
para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo, los que nos acogemos a unirnos a la esperanza propuesta;
Y se estuvieron en sus lugares en derredor del campamento; y todo el campamento fue alborotado, y huyeron gritando.
Y hubo miedo en el real y por la tierra, y por todo el pueblo de la guarnición; y los que habían ido a destruir la tierra, también ellos temblaron, y la tierra fue alborotada, y hubo miedo de Dios.