Y llegaron los días de Israel para morir, y llamó a José su hijo, y le dijo: Si he hallado ahora gracia en tus ojos, te ruego que pongas tu mano debajo de mi muslo, y harás conmigo misericordia y verdad; te ruego que no me entierres en Egipto;
1 Samuel 26:10 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras Dijo además David: Vive el SEÑOR, que si el SEÑOR no lo hiriere, o que su día llegue para que muera, o que descendiendo en batalla perezca, Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Dijo además David: Vive Jehová, que si Jehová no lo hiriere, o su día llegue para que muera, o descendiendo en batalla perezca, Biblia Nueva Traducción Viviente Seguro que el Señor herirá a Saúl algún día, o morirá de viejo o en batalla. Biblia Católica (Latinoamericana) David le dijo además: 'Por Dios, Yavé mismo lo castigará; o bien morirá porque ese será el día, o bien morirá en el combate. La Biblia Textual 3a Edicion Y agregó David: ¡Vive YHVH que YHVH mismo tendrá que herirlo, o le vendrá su día de morir, o bajará a la batalla y perecerá! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y añadió David: 'Por vida de Yahveh, que ha de ser Yahveh quien lo mate; cuando llegue su día morirá, o tal vez perezca al entrar en combate. Biblia Reina Valera Gómez (2023) David dijo además: Vive Jehová, que Jehová lo herirá, o llegará su día de morir, o descenderá a la batalla y perecerá. |
Y llegaron los días de Israel para morir, y llamó a José su hijo, y le dijo: Si he hallado ahora gracia en tus ojos, te ruego que pongas tu mano debajo de mi muslo, y harás conmigo misericordia y verdad; te ruego que no me entierres en Egipto;
Si el hombre muriere, ¿por ventura vivirá? Todos los días de mi edad esperaré, hasta que venga mi transformación.
Si sus días están determinados, y el número de sus meses está cerca de ti; tú le pusiste términos, de los cuales no pasará.
Ciertamente tiempo determinado tiene el hombre sobre la tierra, y sus días son como los días del jornalero.
Vau Pues de aquí a poco no estará el malo; y contemplarás sobre su lugar, y no aparecerá.
El cual hizo volver sobre ellos su iniquidad, y con su maldad los talará; los talará el SEÑOR nuestro Dios.
Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;
¿Y Dios no defenderá a sus escogidos, que claman a él día y noche, aunque sea longánimo acerca de ellos?
No defendiéndoos a vosotros mismos, amados; antes dad lugar a la ira de Dios , porque escrito está: Mía es la venganza; yo pagaré, dice el Señor.
Y el SEÑOR dijo a Moisés: He aquí tus días son ya cumplidos para que mueras; llama a Josué, y esperad en el tabernáculo del testimonio, y le mandaré. Fueron, pues , Moisés y Josué, y esperaron en el tabernáculo del testimonio.
Mía es la venganza y el pago, al tiempo que su pie vacilará; porque el día de su aflicción está cercano, y lo que les está determinado se apresura.
Sabemos quién es el que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo.
Y de la manera que está establecido a los hombres, que mueran una vez; y después, el juicio,
Por lo cual en un día vendrán sus plagas, muerte, llanto y hambre, y será quemada con fuego; porque el Señor Dios es fuerte, que la juzgará.
Juzgue el SEÑOR entre mí y ti, y véngueme de ti el SEÑOR; pero mi mano no será contra ti.
El SEÑOR, pues, será juez, y él juzgará entre mí y ti. El vea, y pleitee mi pleito, y me defienda de tu mano.
Ahora pues, señor mío, vive el SEÑOR y vive tu alma, que el SEÑOR te ha vedado que vinieses a derramar sangre, y vengarte por tu propia mano. Sean, pues, como Nabal tus enemigos, y todos los que procuran mal contra mi señor.
Y luego que David oyó que Nabal era muerto, dijo: Bendito sea el SEÑOR que juzgó la causa de mi afrenta recibida de la mano de Nabal, y detuvo del mal a su siervo; y el SEÑOR ha tornado la malicia de Nabal sobre su propia cabeza. Después envió David a hablar a Abigail, para tomarla por su mujer.
Entonces dijo Saúl a su escudero: Saca tu espada, y pásame con ella, para que no vengan estos incircuncisos, y me pasen, y me escarnezcan. Mas su escudero no quería, porque tenía gran temor. Entonces tomó Saúl su espada, y se echó sobre ella.
Así murió Saúl y sus tres hijos, y su escudero, y todos sus varones juntamente en aquel día.