David entonces estaba en la fortaleza, y la guarnición de los filisteos estaba en Belén.
1 Samuel 22:5 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras Y el profeta Gad dijo a David: No te estés en esta fortaleza, pártete, y vete a tierra de Judá. Y David se partió, y vino al bosque de Haret. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Pero el profeta Gad dijo a David: No te estés en este lugar fuerte; anda y vete a tierra de Judá. Y David se fue, y vino al bosque de Haret. Biblia Nueva Traducción Viviente Un día el profeta Gad dijo a David: «Deja la fortaleza y vuelve a la tierra de Judá». Entonces David fue al bosque de Haret. Biblia Católica (Latinoamericana) El profeta Gad dijo un día a David: 'No te quedes en ese refugio, vuelve al territorio de Judá'. David salió de allí y llegó al bosque de Jeret. La Biblia Textual 3a Edicion Pero el profeta Gad dijo a David: No habites en la fortaleza. Ve y entra a la tierra de Judá. Y David partió y llegó al bosque de Haret. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Dijo entonces el profeta Gad a David: 'No te quedes en la fortaleza, vete y vuélvete al país de Judá'. David se fue y se refugió en el bosque de Jéret. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y el profeta Gad dijo a David: No te quedes en la fortaleza, vete, y entra en tierra de Judá. Y David se fue, y vino al bosque de Haret. |
David entonces estaba en la fortaleza, y la guarnición de los filisteos estaba en Belén.
Y por la mañana, cuando David se hubo levantado, vino palabra del SEÑOR a Gad profeta, vidente de David, diciendo:
Y David estaba entonces en la fortaleza, y la guarnición de filisteos estaba en Belén.
Y los hechos del rey David, primeros y postreros, están escritos en el libro de las crónicas de Samuel vidente, y en las crónicas del profeta Natán, y en las crónicas de Gad vidente,
Puso también levitas en la Casa del SEÑOR con címbalos, y salterios, y arpas, conforme al mandamiento de David, y de Gad vidente del rey, y de Natán profeta; porque aquel mandamiento fue por mano del SEÑOR, por mano de sus profetas.
Salmo de David, estando en el desierto de Judá. Dios, Dios mío eres tú; a ti madrugaré; mi alma tuvo sed de ti, mi carne te desea en tierra de sequedad y transida sin aguas.
Los trajo, pues, a la presencia del rey de Moab, y habitaron con él todo el tiempo que David estuvo en la fortaleza.