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Números 31:41 - Versión Biblia Libre

41 Moisés dio la contribución al sacerdote Eleazar como ofrenda al Señor, como el Señor había ordenado a Moisés.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

41 Y dio Moisés el tributo, para ofrenda elevada a Jehová, al sacerdote Eleazar, como Jehová lo mandó a Moisés.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

41 Moisés le dio al sacerdote Eleazar la porción del Señor, tal como el Señor lo había ordenado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

41 Moisés dio al sacerdote Eleazar la ofrenda reservada para Yavé, como Yavé había ordenado a Moisés.

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La Biblia Textual 3a Edicion

41 Entonces Moisés entregó el tributo al sacerdote Eleazar como ofrenda alzada a YHVH, tal como YHVH había ordenado a Moisés.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

41 Moisés entregó al sacerdote Eleazar el tributo reservado para Yahveh, como Yahveh lo había ordenado a Moisés.

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Números 31:41
14 Referencias Cruzadas  

Entonces los israelitas fueron e hicieron lo que el Señor les había dicho a Moisés y a Aarón.


“Te doy todas las ofrendas voluntarias que los israelitas presentan al Señor así como a tus hijos e hijas como una regla permanente. Es un acuerdo permanente de sal ante el Señor para ti y tus descendientes”.


El Señor le dijo a Aarón, “Escucha, te he puesto a cargo de oficiar mis ofrendas. Todas las santas contribuciones de los israelitas que traen están reservadas para ti, y esta es una regla permanente.


y 16.000 personas, con una contribución para el Señor de 32.


La mitad de la parte de los israelitas se fue después de que Moisés diera la mitad de la parte a las tropas que habían ido a luchar,


Sus santas ofrendas les pertenecen, pero una vez que se las dan al sacerdote, le pertenecen a él”.


Todas las ofrendas sagradas que los israelitas traigan al sacerdote, le pertenecen a él.


ni lleven una bolsa de provisiones para el camino, ni dos abrigos, o sandalias, ni un bastón para caminar, porque todo trabajador merece su sustento.


Aquellos que reciben enseñanza de la Palabra deben tratar bien a sus maestros, compartiendo con ellos todas las cosas buenas.


Los ancianos que dirigen la iglesia deberían ser considerados como doblemente valiosos, especialmente aquellos cuya obra es la predicación de la palabra y la enseñanza.


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