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Lucas 5:32 - Versión Biblia Libre

32 “No vine a llamar al arrepentimiento a los que viven en rectitud. Vine a llamar a los pecadores”.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

32 No he venido a llamar a los que se creen justos, sino a los que saben que son pecadores y necesitan arrepentirse».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

32 No he venido para llamar a los buenos, sino para invitar a los pecadores a que se arrepientan.

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La Biblia Textual 3a Edicion

32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

32 no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan'.

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Lucas 5:32
26 Referencias Cruzadas  

Esto es lo que dice el que está por encima de todo, el que vive en la eternidad, cuyo nombre es santo: Yo vivo en un lugar alto y santo, junto a los que se arrepienten y actúan con humildad, restaurando sus espíritus y animándolos.


Asegúrense de no menospreciar a estos pequeños. Yo les digo que en el cielo sus ángeles siempre están con mi Padre celestial.


Vayan y descubran lo que esto significa: ‘quiero misericordia, no sacrificio. Porque no vine a llamar a los que hacen el bien—Vine a llamar a los pecadores’”.


pues él se había dado cuenta de que era por celos que los jefes de los sacerdotes le habían entregado a Jesús.


Y uno de los prisioneros era un hombre llamado Barrabás, quien pertenecía a un grupo de rebeldes que había cometido asesinatos durante una revuelta.


Cuando Jesús escuchó esto, les dijo: “No son las personas sanas las que necesitan de un médico, sino las que están enfermas. No he venido a invitar a los que hacen lo correcto, sino a quienes no lo hacen, a los pecadores”.


Les aseguro que hay alegría en la presencia de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.


Les aseguro que hay más alegría en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve que no necesitan arrepentimiento.


Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar a los que están perdidos”.


se predicaría el perdón de pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén.


“Las personas que están sanas no necesitan de un médico, pero las personas enfermas sí lo necesitan”, respondió Jesús.


“Bueno, los discípulos de Juan a menudo ayunan y oran, y los discípulos de los Fariseos también lo hacen. Pero tus discípulos no, ellos andan comiendo y bebiendo”, le dijeron.


Dios pasó por alto la ignorancia de la gente en el pasado, pero ahora llama a todos, en todas partes, al arrepentimiento.


“¡Arrepiéntanse!” les dijo Pedro. “Todos deben bautizarse en el nombre de Jesús para perdón de sus pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo.


Fui testigo tanto para judíos como para griegos de que era necesario arrepentirse y volverse a Dios, y creer en nuestro Señor Jesucristo.


Ahora, arrepiéntanse, y cambien sus caminos, para que sus pecados puedan ser limpiados, a fin de que el Señor pueda enviarles oportunidad para sanarse y restaurarse,


Dios preparó a su siervo y lo envió primero a ustedes, para bendecirlos al convertirlos de sus malos caminos”.


Dios lo exaltó a una posición de honor, a su diestra, como Príncipe y Salvador, como una forma de traer arrepentimiento a Israel, y para perdón de pecados.


El Señor no demora el cumplimiento de su promesa, como algunos definen la demora, sino que está siendo muy paciente con ustedes. Pues no quiere que ninguno se pierda, sino que todos se arrepientan.


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