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Levítico 8:17 - Versión Biblia Libre

17 Pero el resto del toro - la piel, la carne y los desechos - lo quemó fuera del campamento, como el Señor le había indicado.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

17 Mas el becerro, su piel, su carne y su estiércol, lo quemó al fuego fuera del campamento, como Jehová lo había mandado a Moisés.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Luego tomó el resto del becerro —incluidos la piel, la carne y el estiércol— y lo quemó en el fuego fuera del campamento, tal como el Señor le había ordenado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 En cuanto al novillo con su piel, carne y excrementos, los quemó fuera del campamento, como Yavé lo había ordenado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Pero el novillo con su piel, su carne y su estiércol lo quemó a fuego fuera del campamento, tal como YHVH había ordenado a Moisés.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Quemó fuera del campamento el novillo, su piel, sus carnes y sus excrementos, conforme a lo que Yahveh había mandado a Moisés.

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Levítico 8:17
9 Referencias Cruzadas  

Pero quema la carne del toro, su piel y sus excrementos fuera del campamento, pues es una ofrenda por el pecado.


Luego retira el toro para la ofrenda por el pecado y quémalo en el lugar designado del área del Templo, fuera del santuario.


“Los restos del toro usado para la ofrenda por el pecado y la cabra para la ofrenda por el pecado, cuya sangre fue traída al Lugar Santísimo para purificarla, deben ser llevados fuera del campamento. Su piel, carne y desechos deben ser quemados.


Entonces tomará el toro fuera del campamento y lo quemará, tal y como quemó el toro anteriormente mencionado. Es la ofrenda por el pecado de todo el pueblo.


Pero no se puede comer ninguna ofrenda por el pecado si su sangre ha sido llevada al Tabernáculo de Reunión como medio para arreglar las cosas en el Lugar Santo. En ese caso debe ser quemada”.


Sin embargo, quemó la carne y la piel fuera del campamento.


Pero Cristo nos ha rescatado de la maldición de la ley al convertirse en maldición por nosotros. Como dice la Escritura: “Maldito todo aquél que es colgado en un madero”.


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