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Levítico 14:30 - Versión Biblia Libre

30 Luego deberán sacrificar una de las tórtolas o palomas jóvenes, según sus posibilidades,

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

30 Asimismo ofrecerá una de las tórtolas o uno de los palominos, según pueda.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

30 »Después el sacerdote ofrecerá las dos tórtolas o los dos pichones de paloma, según lo que la persona pueda pagar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

30 Luego sacrificará una de las tórtolas o pichones,

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La Biblia Textual 3a Edicion

30 Asimismo ofrecerá la primera de las tórtolas o de los palominos, de lo que alcance su mano.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

30 Después, con una de las tórtolas o uno de los pichones que el oferente pudo conseguir, ofrecerá el sacerdote

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Levítico 14:30
8 Referencias Cruzadas  

“Si una mujer no puede permitirse traer un cordero, debe traer dos tórtolas o dos pichones. Una es para el holocausto y la otra para la ofrenda de purificación. El sacerdote las ofrecerá para purificarla, y ella quedará limpia”.


y dos tórtolas o dos pichones de paloma, lo que puedan pagar. Una se usará como ofrenda por el pecado y la otra como holocausto.


Lo que quede del aceite de oliva en su palma, el sacerdote lo pondrá en la cabeza de la persona que se está limpiando y luego lo pondrá delante del Señor.


una como ofrenda por el pecado y la otra como holocausto, junto con la ofrenda de grano. Así es como el sacerdote hará a la persona correcta y limpia ante el Señor.


Si no te alcanza para comprar un cordero, puedes ofrecer al Señor como compensación por tu pecado dos tórtolas o dos palomas jóvenes, una como ofrenda por el pecado y otra como holocausto.


Allí hicieron un sacrificio de “un par de tórtolas o dos pichones de paloma”, como lo establece también la ley del Señor.


Lo que la ley no pudo hacer porque no tenía el poder para hacerlo debido a nuestra naturaleza pecaminosa, Dios pudo hacerlo. Al enviar a su propio Hijo en forma humana, Dios se hizo cargo del problema del pecado y destruyó el poder del pecado en nuestra naturaleza humana pecaminosa.


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