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Jueces 18:20 - Versión Biblia Libre

20 Esto le pareció una buena idea al sacerdote y se fue con ellos. Llevando el efod, los ídolos de la casa y la imagen hecha con plata fundida, marchó con el pueblo a su alrededor.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

20 Y se alegró el corazón del sacerdote, el cual tomó el efod y los terafines y la imagen, y se fue en medio del pueblo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Entonces el joven sacerdote estuvo más que dispuesto a ir con ellos, y se llevó consigo el efod sagrado, los ídolos de familia y la imagen tallada.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 El sacerdote se sintió muy feliz. Tomó el efod, los terafim, el ídolo y la estatua de bronce y se fue con todos esos hombres.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Entonces el corazón del sacerdote se alegró y tomó el éfod y los terafines y la imagen esculpida, y se fue en medio de aquella gente.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Se alegró el corazón del sacerdote, tomó el efod, los terafim y la estatua y se fue con ellos.

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Jueces 18:20
13 Referencias Cruzadas  

La sanguijuela tiene dos hijas que gritan: “¡Dame! ¡Dame!” Hay tres cosas que nunca se satisfacen, y cuatro que nuca dicen que es suficiente:


Son perros codiciosos que nunca están satisfechos. Son perros pastores que no conocen su trabajo. Todos van por su cuenta, cada uno mirando por sí mismo.


Me han deshonrado por unos puñados de cebada y unas migajas de pan. Mintiéndole a mi pueblo que cree en justedes, han matado a quienes no debían morir y han dejado vivir a otros que no debían vivir.


“El rey de Babilonia está parado en la bifurcación del camino donde se encuentran los dos caminos buscando una señal profética: echa suertes con flechas, pide consejo a los ídolos y examina el hígado de los animales sacrificados.


Por causa de esto, la tierra se seca, y todos los que viven en ella se consumen, así como los animales del campo y las aves del cielo, y los peces del mar. Todos están muriendo.


“No hagas ídolos en ninguna parte de la tierra ni te inclinespara adorarlos, ya sean imágenes o altares sagrados, o esculturas de piedra. Porque yo soy el Señor tu Dios.


Nunca quise la plata, ni el oro, ni la ropa de nadie.


Ellos terminarán completamente perdidos, pues estas personas tienen como “dios” sus propios deseos físicos y están orgullosos de cosas que deberían avergonzarles, pues piensan solo en las cosas de este mundo.


Pues con avaricia los explotarán a ustedes con historias falsas. Sin embargo, ellos ya están condenados: su sentencia ha estado colgando de sus cuerpos hace mucho tiempo, y su destrucción no tardará.


“Ven y quédate aquí conmigo. Puedes ser mi ‘padre’ y sacerdote, y te daré diez siclos de plata al año, además de tu ropa y comida”. Así que el levita entró


“¡Cállense! ¡No digan nada! Vengan con nosotros, y podrán ser nuestro ‘padre’ y sacerdote. ¿No sería mejor para ti que en lugar de ser sacerdote de la casa de un solo hombre fueras el sacerdote de una tribu y una familia israelita?”


Continuaron su viaje, poniendo por delante a sus hijos, su ganado y sus posesiones.


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