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Jueces 17:10 - Versión Biblia Libre

10 “Ven y quédate aquí conmigo. Puedes ser mi ‘padre’ y sacerdote, y te daré diez siclos de plata al año, además de tu ropa y comida”. Así que el levita entró

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

10 Entonces Micaía le dijo: Quédate en mi casa, y serás para mí padre y sacerdote; y yo te daré diez siclos de plata por año, vestidos y comida. Y el levita se quedó.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 —Quédate aquí, conmigo —le dijo Micaía—, y podrás ser un padre y sacerdote para mí. Te daré diez piezas de plata al año, además de una muda de ropa y comida.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Micá le dijo: 'Quédate conmigo, serás para mí un padre y un sacerdote'. Te daré diez monedas de plata al año y además alojamiento y comida'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y Micah le dijo: habita conmigo y me servirás de padre y sacerdote, y te daré diez ciclos de plata por año, un juego de vestidos y tu sustento. Y el levita se quedó.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Le dijo Micá: 'Quédate conmigo y sé para mí padre y sacerdote; yo te daré diez siclos de plata al año, vestido y comida'.

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Jueces 17:10
17 Referencias Cruzadas  

Así que no fueron ustedes quienes me enviaron aquí, sino Dios. Él fue quien me convirtió en el consejero principal del Faraón a cargo de todos sus asuntos, y gobernante de todo el país de Egipto.


Eliseo había enfermado de una enfermedad que acabaría matándolo. Joás, rey de Israel, fue a visitarlo y lloró por él, diciendo: “¡Padre mío, padre mío, los carros y los jinetes de Israel!”


Eliseo vio lo ocurrido y gritó: “¡Padre mío! ¡Padre mío! ¡Mira! ¡Los carros y los jinetes de Israel!” Entonces Eliseo ya no pudo verlo. Tomó sus ropas y las hizo pedazos.


Cuando el rey de Israel los vio, le preguntó a Eliseo: “Padre mío, ¿los mato? ¿Debo matarlos?”


Fui como un padre para los pobres, y defendí los derechos de los extranjeros.


Le pondré tu manto y le colocaré tu faja, y le daré tu autoridad. Él será un padre para el pueblo que vive en Jerusalén y en Judá.


Me han deshonrado por unos puñados de cebada y unas migajas de pan. Mintiéndole a mi pueblo que cree en justedes, han matado a quienes no debían morir y han dejado vivir a otros que no debían vivir.


y les preguntó: “¿Cuánto me pagarán por entregarles a Jesús?” Y ellos le pagaron treinta monedas de plata.


Él no decía esto porque le interesaran los pobres, sino porque era un ladrón. Él era quien administraba el dinero de los discípulos y a menudo tomaba de ese dinero para sí mismo.


Pues el deseo de ser ricos conduce a muchas clases de malos resultados. Algunos de los que anhelaban esto se han apartado de la verdad, y se han causado daño a sí mismos, experimentando gran dolor.


Cuiden del rebaño que se les ha encomendado, no porque estén obligados a vigilarlos, sino con agrado, como Dios quiere que sea. Háganlo de buena gana, sin buscar beneficio de ello.


y aceptó quedarse con él. El joven se convirtió en un hijo para él.


“¿De dónde eres?” le preguntó Miqueas. “Soy un levita de Belén de Judá”, respondió el hombre. “Estoy buscando un lugar para vivir”.


“Miqueas me arregló las cosas y me contrató como sacerdote”, les dijo.


Cada uno de tus descendientes que quede vendrá y se inclinará ante él, pidiendo dinero y comida, diciendo: ‘Por favor, dame trabajo como sacerdote para que pueda tener comida’”.


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