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Juan 8:6 - Versión Biblia Libre

6 Ellos decían esto para ponerle una trampa a Jesús, a fin de condenarlo. Pero Jesús se arrodilló y escribía en la tierra con su dedo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

6 Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Intentaban tenderle una trampa para que dijera algo que pudieran usar en su contra, pero Jesús se inclinó y escribió con el dedo en el polvo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Le hacían esta pregunta para ponerlo en dificultades y tener algo de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y se puso a escribir en el suelo con el dedo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Decían esto para tenderle un lazo, con el fin de tener de qué acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía en el suelo con el dedo.

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Juan 8:6
27 Referencias Cruzadas  

Mi hijo Judá es un joven león que vuelve después de comersea su presa. Se agacha y se acuesta como un león. Así como un león, ¿quién se atrevería a molestarlo?


Me digo a mí mismo, “Seré cuidadoso en lo que haga, y no pecaré en lo que diga. Mantendré mi boca callada cuando los malvados me rodeen”.


Tomar parte en la disputa de otra persona es como agarrar a un perro callejero por las orejas.


Tiempo de romper, y tiempo de reparar. Tiempo de callar, tiempo de hablar.


Señor, tú eres la esperanza de Israel, cualquiera que te abandone será deshonrado. Cualquiera que te dé la espalda se desvanecerá como nombres escritos en el polvo, porque ha abandonado al Señor, la fuente de agua viva.


Al instante aparecieron los dedos de una mano humana que escribía en la pared de yeso del palacio del rey, frente al candelabro. El rey observó la mano mientras escribía.


Ustedes odian a todos aquellos que confrontan la justicia y aborrecen a los que hablan con honestidad.


Los inteligentes guardan silencio en tiempos de maldad.


ni uno solo de los que vieron mi gloria y los milagros que hice en Egipto y en el desierto, sino que me provocaron y se negaron a obedecerme una y otra vez;


“Miren que los estoy enviando como ovejas entre lobos. Así que sean astutos como serpientes y mansos como palomas.


Pero Jesús no respondió en absoluto. Sus discípulos vinieron y le dijeron: “Dile que deje de seguirnos. ¡Sus gritos son muy molestos!”


Los Fariseos y los Saduceos vinieron para probar a Jesús, exigiéndole que les mostrara una señal del cielo.


Entonces ciertos Fariseos vinieron para probarlo. “¿Se le permite a un hombre divorciarse de su esposa por cualquier razón?” le preguntaron.


Jesús sabía que sus intenciones eran malvadas. Entonces les preguntó: “¿Por qué están tratando de ponerme una trampa, hipócritas?


Uno de ellos, quien era un experto en la ley, le hizo una pregunta para probarlo:


Pero Jesús se quedó en silencio. El sumo sacerdote le dijo a Jesús: “En nombre del Dios vivo, te coloco bajo juramento. Dinos si eres el Mesías, el Hijo de Dios”.


Entonces algunos Fariseos vinieron a verlo. Trataron de probarlo haciéndole la pregunta: “¿Es legal el divorcio?”


¿Deberíamos pagarlo, o deberíamos negarnos a hacerlo?” Pero Jesús, dándose cuenta de lo hipócritas que eran, les preguntó: “¿Por qué intentan atraparme en algo? Muéstrenme una moneda”.


Algunos de los que estaban allí estaban observando si Jesús lo sanaría en sábado, pues estaban buscando un motivo para acusarlo de quebrantar la ley.


Los Fariseos llegaron y comenzaron a discutir con él, queriendo que les mostrara alguna señal milagrosa del cielo, tratando así de probarlo.


En cierta ocasión, un experto en leyes religiosas se levantó y quiso ponerle una trampa a Jesús: “Maestro”, preguntó, “¿Qué debo hacer para ganar la vida eterna?”


Otros estaban tratando de probar a Jesús pidiéndole una señal milagrosa del cielo.


Temprano por la mañana, Jesús regresó al Templo donde muchas personas se reunieron alrededor de él, y él se sentó y les enseñaba.


Tampoco debemos presionar a Dios hasta el límite, como algunos de ellos hicieron, y fueron muertos por serpientes.


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