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Juan 8:18 - Versión Biblia Libre

18 Yo soy mi propio testigo, y mi otro testigo es mi Padre que me envió.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

18 Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de mí.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Yo soy uno de los testigos, y mi Padre, quien me envió, es el otro.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Yo doy testimonio de mí mismo, y también el Padre que me ha enviado da testimonio de mí.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de mí.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Yo doy testimonio de mí mismo, pero también da testimonio de mí el Padre que me ha enviado'.

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Juan 8:18
16 Referencias Cruzadas  

“Si alguien mata a una persona, el asesino debe ser ejecutado basándose en las pruebas aportadas por los testigos, en plural. Nadie debe ser ejecutado basándose en la evidencia dada por un solo testigo.


Yo soy el buen pastor. El buen pastor entrega su vida por sus ovejas.


Yo soy el buen pastor. Yo sé cuáles son mías, y ellas me conocen


Yo y el Padre somos uno”.


Yo soy la puerta. Todo el que entra a través de mi, será sanado. Podrá ir y venir, y encontrará la comida que necesite.


Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la vida. Aquellos que creen en mí, vivirán aunque mueran.


Jesús respondió: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre si no es a través de mí.


Jesús habló una vez más al pueblo, diciéndoles: “Yo soy la luz del mundo. Si me siguen, no caminarán en la oscuridad, porque tendrán la luz de la vida”.


Entonces ellos le preguntaron, “¿Quién eres tú?” “Soy exactamente quien les dije que era desde el principio”, respondió Jesús.


Yo les estoy diciendo lo que el Padre me ha revelado, mientras que ustedes hacen lo que su padre les ha enseñado”.


Les digo la verdad, cualquiera que sigue mi enseñanza, no morirá jamás”.


“Les digo la verdad: antes de que Abraham naciera, Yo soy”, dijo Jesús.


Dios también dio testimonio por medio de señales y milagros, por actos que demuestran su poder, y por medio de los dones del Espíritu Santo, que repartió como quiso.


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