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Juan 21:18 - Versión Biblia Libre

18 “Te digo la verdad”, dijo Jesús, “cuando estabas joven, te vestías solo e ibas donde querías. Pero cuando estás viejo, extiendes tus manos y otra persona te viste y vas donde no quieres ir”.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

18 De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 »Te digo la verdad, cuando eras joven, podías hacer lo que querías; te vestías tú mismo e ibas adonde querías ir. Sin embargo, cuando seas viejo, extenderás los brazos, y otros te vestirán y te llevarán adonde no quieras ir.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 En verdad, cuando eras joven, tú mismo te ponías el cinturón e ibas a donde querías. Pero cuando llegues a viejo, abrirás los brazos y otro te amarrará la cintura y te llevará a donde no quieras.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías a ti mismo e ibas adonde querías; pero cuando envejezcas, extenderás tus manos, y otro te ceñirá y te llevará adonde no quieres.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 De verdad te lo aseguro: cuando eras más joven, tú mismo te ceñías e ibas a donde querías, pero cuando seas viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras'.

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Juan 21:18
8 Referencias Cruzadas  

Cuán bueno será para los siervos a quienes el maestro encuentre despiertos cuando él regrese. ¡Les aseguro que el maestro se vestirá, los mandará a sentarse para comer, y él mismo les servirá a ellos!


Simón Pedro le preguntó: “¿Adónde vas, Señor?” Jesús respondió: “Adonde yo voy, ustedes no pueden seguirme. Ustedes me seguirán después”.


“Cuida de mis ovejas”, le dijo Jesús. “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?” le preguntó por tercera vez. Pedro estaba triste de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si él lo amaba. “Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te amo”, le dijo Pedro. “Cuida de mis ovejas”, dijo Jesús.


Jesús decía esto para explicar la forma en que Pedro glorificaría a Dios al morir. Luego le dijo a Pedro: “Sígueme”.


Al acercarse a nosotros, tomó el cinturón de Pablo, y ató sus propias manos y pies. Entonces dijo: “El Espíritu Santo dice: ‘Así es como los judíos de Jerusalén cegarán al hombre que posee este cinturón, y lo entregarán en manos de los extranjeros’”.


Aunque estamos en esta “tienda” suspiramos, agobiados por esta vida. No deseamos tanto ser desvestidos de lo que nos ofrece esta vida, sino que ansiamos aquello con lo que seremos revestidos, para que lo mortal sea aplastado por la vida.


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