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Jeremías 42:10 - Versión Biblia Libre

10 Si se quedan aquí mismo en este país, entonces los edificaré y no los derribaré; los plantaré y no los desarraigaré, porque estoy muy triste por el desastre que he provocado en ustedes.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

10 Si os quedareis quietos en esta tierra, os edificaré, y no os destruiré; os plantaré, y no os arrancaré; porque estoy arrepentido del mal que os he hecho.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 “Permanezcan aquí en esta tierra. Si lo hacen, los edificaré y no los derribaré; los plantaré y no los desarraigaré. Pues lamento todo el castigo que tuve que traer sobre ustedes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Si ustedes quieren vivir tranquilamente en esta tierra, yo los edificaré y no los destruiré; los plantaré y no los arrancaré más, pues estoy arrepentido del mal que les he hecho.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Si permanecéis quietos en esta tierra, Yo os edificaré, y no os destruiré. Os plantaré, y no os arrancaré, porque me pesa todo el mal que os he hecho.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Si os quedáis en este país, os edificaré y no os arrasaré, os plantaré y no os arrancaré, porque me arrepiento del mal que os he hecho.

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Jeremías 42:10
25 Referencias Cruzadas  

Pero justo cuando el ángel se disponía a destruir Jerusalén, el Señor cedió de causar semejante desastre y le dijo al ángel destructor: “Es suficiente. Ya puedes parar”. Justo en ese momento el ángel del Señor estaba junto a la era de Arauna el jebuseo.


Porque el Señor reconstruirá Jerusalén; y aparecerá con gloria.


Recordó el pacto que había hecho con ellos, y se contuvo por gran bondad y amor.


Confía en el Señor, y haz el bien. Vive en la tierra y alimenta tu fidelidad.


Porque Dios salvará a Sión, y reconstruirá las ciudades de Judá. Ellos viven allí y poseen la tierra.


El Señor se arrepintió sobre el desastre que amenazó con causar a su pueblo.


Yo velaré por ellos y los haré volver a este país. Los edificaré y no los derribaré; los plantaré y no los desarraigaré.


“¿Acaso Ezequías, rey de Judá, o cualquier otra persona del país, lo hizo matar? ¿No respetó Ezequías al Señor y le suplicó? ¿No cambió el Señor de opinión sobre el desastre que había anunciado contra ellos? Pero nosotros estamos a punto de provocar un gran desastre”.


Pero a la nación que se someta al rey de Babilonia y le sirva, la dejaré en su propia tierra, para que la cultive y viva en ella, declara el Señor.


Yo me ocupé de ellos desarraigándolos y derribándolos, aniquilándolos, destruyéndolos y llevándolos al desastre. Ahora me ocuparé de ellos construyéndolos y ayudándolos a crecer, declara el Señor.


Haré que Judá e Israel vuelvan del exilio y los haré tan fuertes como antes.


Así que Johanán hijo de Carea y todos los comandantes del ejército se negaron a obedecer la orden del Señor de permanecer en la tierra de Judá.


“Entonces las naciones que queden a tu alrededor reconocerán que yo, el Señor, he reconstruido lo que fue demolido, y que he replantado lo que fue destruido. Yo, el Señor, he hablado, y lo cumpliré.


¿Cómo podría abandonarte, Efraín? ¿Cómo podría dejarte ir, Israel? ¿Cómo podría hacer contigo lo mismo que con Adamá? ¿Cómo podría tratarte como a Seboín? Mi corazón se hace pedazos, y reboso en compasión.


Rasguen sus corazones y no sus vestiduras”. Vuelvan al Señor, porque él es misericordioso y bondadoso. Él es tardo para el enojo y lleno de amor inquebrantable; él se arrepiente para no enviar castigo.


Entonces el Señor cambió de parecer. “¡No sucederá!” dijo el Señor.


Entonces el Señor cambió de parecer. “Esto tampoco sucederá”, dijo el Señor.


Y Dios vio lo que habían hecho, y que abandonaron sus malos caminos, y cambió de parecer, y no llevó a cabo la destrucción que había anunciado.


Jonás entró a la ciudad caminando por un día, y gritaba: “¡En cuarenta días Nínive será destruida!”


Y oró al Señor y le dijo: “Señor, ¿no era esto lo que yo te decía cuando estaba en mi casa? ¡Por eso huí a Tarsis desde el principio! Porque yo sabia que eres un Dios misericordioso y compasivo, muy paciente y lleno de amor, que se arrepiente de enviar el desastre.


‘En el futuro, volveré, y reconstruiré la casa caída de David; yo reconstruiré sus ruinas y las enderezaré.


El Señor va a reivindicar a su pueblo; será misericordioso con sus siervos cuando vea que no les quedan fuerzas y que todos se han ido, ya sean esclavos o libres.


Cuando el Señor proveyó a Israel de jueces, estuvo con cada juez y salvó al pueblo de sus enemigos durante la vida de ese juez, porque el Señor se compadecía de su pueblo, que gemía bajo sus opresores y perseguidores.


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