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Jeremías 26:15 - Versión Biblia Libre

15 Pero tengan cuidado, porque deben saber que si me matan, se harán culpables de asesinato a ustedes mismos, a esta ciudad y a todos los que viven aquí, porque es cierto que el Señor me envió a decirles todo lo que dijo”.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

15 Mas sabed de cierto que si me matáis, sangre inocente echaréis sobre vosotros, y sobre esta ciudad y sobre sus moradores; porque en verdad Jehová me envió a vosotros para que dijese todas estas palabras en vuestros oídos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 ¡Pero si me matan, tengan por seguro que estarán matando a un inocente! La responsabilidad por semejante acción caerá sobre ustedes, sobre esta ciudad y sobre cada persona que vive en ella. Pues es totalmente cierto que el Señor me envió a decir cada palabra que ustedes han oído».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Pero sepan que yo soy inocente y, si me matan, cargarán con un crimen, tanto ustedes como la ciudad de Jerusalén y todos sus habitantes, porque es verdad que Yavé me ha enviado para decirles en forma directa todas estas palabras.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Pero sabed bien que si vosotros me matáis, ciertamente echaréis sangre inocente sobre vosotros, y sobre esta ciudad y sus moradores, porque en verdad, YHVH me ha enviado a vosotros para proferir a vuestros oídos todas estas palabras.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 Pero debéis saber bien que, si me matáis, echáis sangre inocente sobre vosotros, sobre esta ciudad y sobre sus habitantes, porque es Yahveh quien me ha enviado a vosotros para pronunciar ante vuestros oídos todas estas palabras'.

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Jeremías 26:15
21 Referencias Cruzadas  

“¿Qué has hecho?” le preguntó el Señor. “La sangre de tu hermano clama a mi desde la tierra.


Rubén les dijo: “¿No les dije: ‘No le hagan daño al muchacho’? Pero no me escucharon. Ahora estamos pagando el precio por lo que le hicimos”.


llenando Jerusalén con su sangre. El Señor no estaba dispuesto a perdonar esto.


El rey Joás demostró que había olvidado la lealtad y el amor que le había demostrado Joiada, el padre de Zacarías, al matar a su hijo. Al morir, Zacarías gritó: “¡Que el Señor vea lo que has hecho y te lo pague!”.


Hay seis cosas que el Señor aborrece, y aun siete que detesta:


los ojos arrogantes, una lengua mentirosa, las manos que matan al inocente,


Fue inútil que castigara a tus hijos porque se negaron a aceptar cualquier disciplina. Usaste tus propias espadas para matar a tus profetas, destruyéndolos como un león feroz.


Además, tus ropas están manchadas con la sangre de los pobres y de los inocentes. No es que los hayas matado entrando en tus casas. A pesar de todo esto,


Pero lo único que buscas, lo único en lo que piensas, es en conseguir lo que quieres, aunque sea de forma deshonesta. Matas a los inocentes, maltratas con violencia y explotas a tu pueblo.


Esto es lo que dice el Señor: Haz lo que es justo y correcto. Protege a los que son tratados injustamente por gente corrupta. No hagas nada malo a los extranjeros, a los huérfanos o a las viudas. No uses la violencia contra ellos. No mates a los inocentes.


Jeremías se dirigió a todos los dirigentes y a todo el pueblo, diciendo: “El Señor me ha enviado a pronunciar cada una de las palabras de esta profecía contra este Templo, como ustedes han oído.


Este es el mensaje que llegó a Jeremías de parte del Señor:


si dejan de maltratar a los extranjeros, a los huérfanos y a las viudas, y si dejan de asesinar a gente inocente y de hacerse daño a sí mismos con sus cultos,


“No contaminen la tierra donde viven porque el derramamiento de sangre contamina la tierra, y la tierra donde se derrama la sangre no puede ser purificada excepto por la sangre de quien la derrama.


Judas, el que lo iba a entregar, preguntó “¿Seré yo, Rabí?” “Tu lo has dicho”, respondió Jesús.


Allí conspiraron para arrestar a Jesús bajo algún pretexto engañoso y matarlo.


Entonces se arrodilló, clamando: “¡Señor, por favor no les tengas en cuenta este pecado!” Y después de decir esto, murió.


De esta manera, la sangre de los inocentes no será derramada en el país que el Señor tu Dios te da para que lo poseas y no serás responsable de la muerte de los inocentes que no son culpables de perder sus vidas.


Estas personas derramaron la sangre de los creyentes. ¡Y ahora les das a beber sangre, como lo merecen!”


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