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Génesis 37:7 - Versión Biblia Libre

7 “Estábamos atando fardos de grano en los campos cuando de repente mi fardo se levantó, y sus fardos se acercaron y se inclinaron ante el mío”.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

7 He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor y se inclinaban al mío.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Resulta que estábamos en el campo atando gavillas de grano. De repente, mi gavilla se levantó, y las gavillas de ustedes se juntaron alrededor de la mía, ¡y se inclinaron ante ella!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Estábamos nosotros atando gavillas en medio del campo, cuando sucedió que mi gavilla se levantaba y permanecía derecha. Entonces las gavillas de ustedes la rodearon y se postraron ante la mía.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 He aquí, estábamos atando gavillas en medio del campo, y he aquí, mi gavilla se levantaba y además estaba erguida, y he ahí, vuestras gavillas estaban alrededor y se postraron ante mi gavilla.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Estábamos atando gavillas en medio del campo, cuando he aquí que mi gavilla se levantó y se mantuvo derecha, mientras que las vuestras se ponían a su alrededor y se inclinaban ante ella'.

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Génesis 37:7
12 Referencias Cruzadas  

Que los pueblos de distintas naciones te sirvan y se inclinen ante ti. Que todos los que te maldigan sean malditos, y que sean benditos todos los que te bendigan”.


“Escuchen este sueño que tuve”, les dijo.


José era el gobernador del país y vendía grano a todo el pueblo de allí. Los hermanos de José fueron a él y se inclinaron ante él con el rostro en tierra.


José pensó en los sueños que había tenido con ellos y les dijo: “¡No! ¡Son espías! ¡Habéis venido a descubrir las debilidades de nuestro país!”


Cuando José llegó a la casa le dieron los regalos que le habían traído y se inclinaron hasta el suelo ante él.


“Sí, tu siervo, nuestro padre, sigue vivo y está bien”, respondieron, y se inclinaron en señal de respeto.


José todavía estaba en casa cuando Judá y sus hermanos llegaron, y cayeron al suelo delante de él.


Judá se acercó y le dijo: “Si te complace, mi señor, deja que tu siervo diga una palabra. Por favor, no te enfades con tu siervo, aunque seas tan poderoso como el propio Faraón.


Mi señor, antes nos preguntaste: ‘¿Tienen un padre o un hermano?’


Entonces sus hermanos vinieron y se postraron ante José y le dijeron: “¡Somos tus esclavos!”


para que en el nombre de Jesús todos se inclinen con respeto, ya sea en el cielo, en la tierra o debajo de la tierra,


Él también es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. Él es el principio, el primero y más alto de los que se levantaron de la muerte, de modo que él es supremo en todas las cosas.


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