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Génesis 27:13 - Versión Biblia Libre

13 “Que la maldición caiga sobre mí, hijo mío”, respondió su madre. “Solo haz lo que te digo. Ve y tráeme las cabras jóvenes”.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

13 Y su madre respondió: Hijo mío, sea sobre mí tu maldición; solamente obedece a mi voz y ve y tráemelos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Pero su madre respondió: —¡Entonces que la maldición caiga sobre mí, hijo mío! Tú simplemente haz lo que te digo. ¡Sal y tráeme los cabritos!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Su madre le replicó: 'Tomo para mí la maldición. Pero tú, hijo mío, hazme caso, y ve a buscar lo que te pedí.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Pero su madre le respondió: Hijo mío, tu maldición caiga sobre mí. Sólo obedece mi voz, así que ve y tráemelos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Contestóle su madre: 'Sobre mí tu maldición, hijo mío; tú escucha solamente lo que te digo: anda y tráemelos'.

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Génesis 27:13
12 Referencias Cruzadas  

“Tienes dentro de ti dos naciones”, respondió el Señor. “Darás a luz a dos hijos que competiránel uno contra el otro. Uno será más fuerte que el otro, y el mayor será siervo del menor”.


“Primero tienes que jurármelo”, exigió Jacob. Así que Esaú hizo juramento vendiéndole a Jacob sus derechos de primogénito.


Así que Jacob fue a buscarlas y las trajo para su madre, y ella preparó una comida de buen sabor, tal como le gustaba a su padre.


Así que, escúchame atentamente, hijo mío, lo que te voy a decir. Vete inmediatamente a donde mi hermano Labán en Arám.


Ahora, hijo, escúchame y haz exactamente lo que yo te diré.


Prometo cuidarlo y seré personalmente responsable de traerlo de vuelta a ti. ¡Si no lo hago, entonces cargaré siempre con la culpa!


“Gracias, Su Majestad”, dijo la mujer. “Yo y mi familia asumiremos la culpa, y que Su Majestad y su familia sean considerados inocentes”.


Ocozías también siguió los malos caminos de la familia de Acab, pues su madre lo animaba a hacer cosas malas.


Todo el pueblo respondió: “¡Que su sangre sea sobre nuestras cabezas y las de nuestros hijos!”


Cayendo a sus pies en señal de respeto, le dijo: “Señor, acepto toda la responsabilidad por lo que ha sucedido. Por favor, escuche lo que yo, su sierva, tengo que decir.


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