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Génesis 26:3 - Versión Biblia Libre

3 Quédate aquí en este país. Yo estaré contigo y te bendeciré, porque voy a darte a ti y a tus descendientes todas estas tierras. Yo guardaré la promesa solemne que yo le juré a tu padre Abraham.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Vive aquí como extranjero en esta tierra, y yo estaré contigo y te bendeciré. Yo, con estas palabras, confirmo que te daré todas estas tierras a ti y a tu descendencia, tal como le prometí solemnemente a Abraham, tu padre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Serás forastero en esa tierra, pero yo estaré contigo y te bendeciré. Pues quiero darte a ti y a tus descendientes todas estas tierras, cumpliendo así el juramento que hice a tu padre Abrahán.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré, porque a ti y a tu simiente daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que juré a tu padre Abraham.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Quédate en el país que yo te indicaré. Mora como extranjero en esta tierra. Yo estaré contigo y te bendeciré; pues a ti y a tu posteridad he de dar todas estas tierras, manteniendo el juramento que hice a tu padre Abrahán.

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Génesis 26:3
42 Referencias Cruzadas  

Entonces el Señor se le apareció a Abrán y le dijo: “Esta tierra te la daré a ti y a tus descendientes”.Así que Abrán construyó un altar al Señor allí porque allí se le apareció el Señor.


Toda esta tierra que ves, te la daré a ti y a tus descendientes para siempre.


Ve y camina por toda la tierra, en todas las direcciones, porque yo te la he dado”.


Así fue como el Señor hizo un acuerdo con Abrán ese día, prometiéndole: “Yo le daré esta tierra a tus descendientes. Se extiende desde el Wadi de Egypto hasta el gran Río Éufrates,


“¡No, será tu esposa Sara quien te dará un hijo!” respondió Dios. “Lo llamarás Isaac. Yo guardaré mi pacto con él y con sus descendientes como un pacto eterno.


Yo te daré a ti y a tus descendientes todo el país de Canaán—donde has vivido como extranjero—como tu tierra para siempre, y yo seré su Dios”.


Abraham emprendió viaje hacia el Neguev, y se quedó entre Cades y Sur. Después se mudó y se fue a vivir a Gerar.


Después de la muerte de Abraham, Dios bendijo a su hijo Isaac, quien vivía cerca de Beer-lahai-roi.


Isaac volvió a sembrar ese año, y el Señor lo bendijo con una cosecha que fue cien veces más grande que lo que había sembrado.


Y poseía muchos rebaños de ovejas, manadas de bueyes, y muchos esclavos. Tanía tantas riquezas que los filisteos comenzaron a sentir celos de él.


Y esa noche el Señor se le apareció y le dijo: “Yo soy el Dios de tu padre Abraham. No tengas miedo, porque yo estoy contigo. Te bendeciré y te daré muchos descendientes por causa de mi siervo Abraham”.


Entonces vio al Señor que estaba en pie sobre él, y que dijo: “Yo soy el Señor, el Dios de tu padre Abraham, y el Dios de Isaac. Yo te doy a ti y a tus descendientes la tierra en la que estás acostado ahora.


¡Escucha! Yo estoy contigo y te cuidaré dondequiera que vayas. Yo te traeré de regreso a esta tierra. No te abandonaré, porque voy a hacer lo que te prometí”.


Entonces El Señor le dijo a Jacob: “Regresa al país de tus antepasados, al hogar de tus padres. Y yo estaré contigo”.


Te daré a ti y a tus descendientes la tierra que también di a Abraham e Isaac”.


El Señor estaba con José y lo hacía triunfar. Vivía en la casa de su amo egipcio.


Pero el Señor estaba con José, mostrándole un amor digno de confianza, e hizo que el carcelero principal se complaciera con él.


Entonces Israel dijo a José: “Voy a morir pronto, pero Dios estará con ustedes y los devolverá a la tierra de sus padres.


“Voy a morir pronto”, les dijo José a sus hermanos, “pero Dios estará con ustedes, y los llevará fuera de este país a la tierra que juró dar a Abraham, Isaac y Jacob”.


el acuerdo que hizo con Abrahán, el voto que hizo a Isaac.


Él siempre recuerda su pacto, la promesa que ha hecho durará por mil generaciones;


el pacto que hizo con Abraham, el voto que le dio a Isaac.


“Yo te instruiré, enseñándote el camino a seguir. Te advertiré, mirando por ti.


¡Por favor Señor, escucha mi oración! ¡Escucha mi clamor pidiendo ayuda! No seas sordo para con mi llanto. Por favor trátame como tu invitado, haz como con mis antepasados.


Dios escuchó sus gemidos y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac, y Jacob.


“Yo estaré contigo”, respondió el Señor, “y esta será la señal de que soy yo quien te envía: cuando hayas sacado al pueblo de Egipto, adorarás a Dios en este mismo monte”.


También confirmé mi acuerdo solemne con ellos de darles la tierra de Canaán, el país donde vivían como extranjeros.


Yo los convertiré en mi propio pueblo. Entonces sabrán que soy el Señor su Dios, que los rescató de la esclavitud en Egipto.


Los llevaré a la tierra que prometí solemnemente darles a Abraham, Isaac y Jacob. Se las daré y será de ellos. ¡Yo soy el Señor!’”


Cuando camines por las aguas, yo estaré contigo; y cuando atravieses los ríos, no se desbordarán sobre ti. Cuando camines por el fuego, no te quemarás; las llamas no te prenderán.


“¡No tengan miedo, porque yo estoy con ustedes! Los traeré a ustedes y a sus hijos desde el este y el oeste, y los reuniré.


Con fidelidad le darás tu verdad al pueblo de Jacob, y tu amor al pueblo de Abraham, tal como se lo prometiste a nuestros padres hace mucho tiempo atrás.


“Dios no es un ser humano que mentiría. No es un simple mortal que cambia de opinión. ¿Acaso él dice que va a hacer algo, pero no lo hace? ¿Acaso hace promesas que no cumple?


“Miren que yo les doy esta tierra. Vayan y tomen posesión de la tierra que el Señor prometió que daría a sus padres Abraham, Isaac y Jacob, y a sus descendientes que les seguirían”.


El Señor le dijo: “Este es el país que prometí solemnemente a Abraham, Isaac y Jacob cuando dije: ‘Se lo daré a tu descendencia’. Te he permitido verlo por ti mismo, pero no vas a entrar en él”.


Practiquen lo que han aprendido y lo que han recibido de mí, así como lo que me vieron hacer y decir. Entonces el Dios de paz estará con ustedes.


Por fe en Dios vivió en la tierra prometida, pero como extranjero, viviendo en tiendas junto a Isaac y Jacob, quienes participaron con él al ser herederos de la misma promesa.


Es por ello que Dios quería demostrar más claramente a los que heredarían la promesa, que él nunca cambiaría su decisión.


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