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Génesis 22:7 - Versión Biblia Libre

7 Isaac le dijo a Abraham, “Padre…” “Dime, hijo…” respondió Abraham. “Puedo ver que tenemos el fuego y la madera, pero ¿dónde está el cordero para la ofrenda que vamos a quemar?” preguntó Isaac.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

7 Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Isaac se dio vuelta y le dijo a Abraham: —¿Padre? —Sí, hijo mío —contestó Abraham. —Tenemos el fuego y la leña —dijo el muchacho—, ¿pero dónde está el cordero para la ofrenda quemada?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Entonces Isaac dijo a Abrahán: 'Padre mío. Le respondió: '¿Qué hay, hijito?' Prosiguió Isaac: 'Llevamos el fuego y la leña, pero, ¿dónde está el cordero para el sacrificio?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 E Isaac habló a su padre Abraham, diciendo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, hijo mío. Y le dijo: Mira, está el fuego y los troncos, pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Habló Isaac a su padre, diciendo: 'Padre mío'. Él le contestó: 'Dime, hijo mío'. Y él dijo: 'Llevamos el fuego y la leña. Pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?'.

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Génesis 22:7
12 Referencias Cruzadas  

“Dios proveerá el cordero para la ofrenda que vamos a quemar, hijo mío”, respondió Abraham, y siguieron caminando juntos.


Entonces Noé construyó un altar y sacrificó a algunos de los animales limpios, así como a algunas aves, a manera de ofrenda.


Diles a todos los israelitas que el décimo día de este mes, cada hombre debe elegir un cordero para su familia, uno para cada hogar.


Ofrecerás dos corderos de un año en el altar, diaria y continuamente.


Entonces se fue un poco más lejos, se postró sobre su rostro y oró. “Padre mío, por favor, si es posible, quítame esta copa de sufrimiento”, pidió Jesús. “Aun así, que no sea lo que yo quiero sino lo que tu quieres”.


Entonces se fue por segunda vez y oró. “Padre mío, si no puedes quitarme esta copa sin que yo la beba, entonces se hará tu voluntad”, dijo.


Al día siguiente, Juan vio que Jesús se acercaba a él, y dijo: “¡Miren, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!


Él vio a Jesús que pasaba y dijo: “¡Miren! ¡Este es el Cordero de Dios!”


Jesús le dijo a Pedro: “¡Guarda esa espada! ¿Crees que no debo beber la copa que mi Padre me ha dado?”


No se les ha dado un espíritu de esclavitud ni de temor una vez más. No, lo que recibieron fue el espíritu que los convierte en hijos, para que estén dentro de la familia de Dios. Ahora podemos decir a viva voz: “¡Dios es nuestro Padre!”


Y todos los habitantes de la tierra le adorarán, aquellos cuyos nombres no habían sido escritos en el libro de la vida, el libro que pertenece al Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.


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