Biblia Todo Logo
La Biblia Online

- Anuncios -





Génesis 17:17 - Versión Biblia Libre

17 Abraham se inclinó y puso su rostro en el suelo. Pero por dentro se reía, y se preguntaba: “¿Cómo podré tener un hijo a la edad de cien años? ¿Cómo podría Sara tener un hijo a sus noventa años?”

Ver Capítulo Copiar


Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

17 Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y se rio, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de concebir?

Ver Capítulo Copiar

Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Entonces Abraham se postró hasta el suelo, pero se rio por dentro, incrédulo. «¿Cómo podría yo ser padre a la edad de cien años? —pensó—. ¿Y cómo podrá Sara tener un bebé a los noventa años?».

Ver Capítulo Copiar

Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Entonces Abrahán, agachándose hasta tocar la tierra con su cara, se puso a reír, pues pensaba: '¿Acaso le va a nacer un hijo a un hombre de cien años? ¿Y puede Sara, a sus noventa años, dar a luz?'

Ver Capítulo Copiar

La Biblia Textual 3a Edicion

17 Y cayó Abraham sobre su rostro, pero se rió y dijo en su corazón: ¿A un hombre de cien años le habrá de nacer un hijo? Y Sara, ¿dará a luz con noventa años?

Ver Capítulo Copiar

Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Cayó Abrahán rostro en tierra y rompió a reír, pensando para sí: '¿A un hombre de cien años le va a nacer un hijo? ¿Dará a luz Sara a los noventa años?'.

Ver Capítulo Copiar




Génesis 17:17
26 Referencias Cruzadas  

Abraham le dijo a Dios: “¡Que Ismael viva siempre con tu bendición!”


Abrán se inclinó y puso su rostro en el suelo; y Dios le dijo:


Abraham y Sara ya estaban viejos y eran de edad avanzada. Y Sara ya había pasado su edad fértil.


Sara se estaba riendo dentro de la tienda, y decía para sí: “¿Cómo podría experimentar placer alguno ahora que estoy vieja y cansada? ¡Mi esposo también está viejo!”


Y Abraham tenía 100 años cuando nació Isaac.


Sarah entonces declaró: “Dios me ha hecho reír, y todos los que escuchen acerca de esto se reirán conmigo”.


Además dijo: “¿Habría podido alguien decirle a Abraham que Sara tendría que dar de mamar a un hijo suyo? ¡Y ahora he tenido un hijo de Abraham aún su vejez!”


Cuando David levantó la vista y vio al ángel del Señor de pie entre la tierra y el cielo, con su espada desenvainada extendida sobre Jerusalén, David y los ancianos, vestidos de saco, cayeron sobre sus rostros.


Entonces Job se levantó y se rasgó la túnica. Entonces se cortó el pelo y se postró en el suelo en señal de adoración.


La luz brillante que lo rodeaba era como un arco iris brillando a través de las nubes en un día de lluvia. Así era la gloria del Señor. Cuando lo vi, caí de bruces en el suelo, y entonces oí que alguien me hablaba.


Cuando se acercó a mí, me aterroricé y caí de bruces ante él. “Hijo de hombre”, me dijo, “tienes que entender que esta visión se refiere al tiempo del fin”.


Un fuego salió de la presencia del Señor y quemó el holocausto y las porciones de grasa en el altar. Cuando todos vieron esto, gritaron de alegría y cayeron con el rostro en el suelo.


Moisés y Aarón se postraron en el suelo frente a todos los israelitas reunidos.


Pero Moisés y Aarón cayeron al suelo boca abajo y dijeron: “Dios – Diosde todo lo que vive – si es un solo hombre el que peca, ¿tienes que enfadarte con todos?”


“Aléjate de este pueblo, pues acabaré con ellos inmediatamente”. Moisés y Aarón cayeron al suelo boca abajo.


Entraron a la casa y vieron al niño con María, su madre. Se arrodillaron y lo adoraron. Entonces abrieron sus bolsas de tesoros y le obsequiaron regalos de oro, incienso y mirra.


“¿Cómo puedo estar seguro de esto?” le preguntó Zacarías al ángel. “Soy un hombre viejo, y mi esposa también está envejeciendo”.


Abrahám se deleitó en esperar mi venida, y se alegró cuando la vio”.


Luego me acosté en el suelo ante el Señor durante cuarenta días y cuarenta noches, como lo había hecho antes. No comí ni bebí nada por todos los pecados que habías cometido al hacer lo que era malo ante los ojos del Señor, haciéndole enfadar.


Así que me acosté en tierra ante el Señor durante cuarenta días y cuarenta noches, porque el Señor había amenazado con destruirlos.


Josué cayó al suelo con el rostro en alto. Y entonces dijo: “¿Qué órdenes tiene mi señor para su siervo?”


Entonces Josué rasgó sus ropas y cayó de bruces al suelo delante del Arca del Señor hasta la noche. Los ancianos hicieron lo mismo, y él y los ancianos se echaron polvo en la cabeza.


Entonces los veinticuatro ancianos que estaban sentados en sus tronos ante la presencia de Dios, cayeron postrados con sus rostros a tierra y adoraron a Dios.


Cuando tomó el rollo, las cuatro criaturas vivientes y los veinticuatro ancianos cayeron postrados delante del Cordero. Y cada uno tenía un harpa y tazas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los creyentes.


Mientras la llama del altar ardía en el cielo, el ángel del Señor ascendió en la llama. Manoa y su esposa vieron lo que sucedía y cayeron con el rostro en tierra.


Síguenos en:

Anuncios


Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos