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Éxodo 37:10 - Versión Biblia Libre

10 Luego hizo la mesa de madera de acacia de dos codos de largo por un codo de ancho por un codo y medio de alto.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

10 Hizo también la mesa de madera de acacia; su longitud de dos codos, su anchura de un codo, y de codo y medio su altura;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Luego, Bezalel hizo la mesa con madera de acacia, que medía noventa y dos centímetros de largo, por cuarenta y seis centímetros de ancho, y sesenta y nueve centímetros de alto.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Hizo también una mesa de madera de acacia, de dos codos de largo, uno de ancho y uno y medio de alto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 También construyó la mesa de madera de acacia: de dos codos era su longitud, un codo su anchura, y un codo y medio su altura.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Construyó también la mesa de madera de acacia, de dos codos de largo, un codo de ancho y codo y medio de alto.

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Éxodo 37:10
13 Referencias Cruzadas  

Salomón también había hecho todos los elementos para el Templo del Señor el altar de oro; la mesa de oro donde se colocaba el Pan de la Presencia;


la mesa con su equipamiento, el candelabro de oro puro con todo su equipo, el altar de incienso,


la mesa con sus varas, todo su equipo y el Pan de la Presencia;


La cubrió con oro puro e hizo un adorno de oro para rodearla.


Los querubines fueron diseñados con alas extendidas apuntando hacia arriba, cubriendo la cubierta de expiación. Los querubines se colocaron uno frente al otro, mirando hacia la cubierta de expiación.


Trae la mesa y pon sobre ella lo que sea necesario. Trae también el candelabro y coloca sus lámparas.


Pero ustedes me deshonran cuando dicen que la mesa del Señor no merece respeto, y que su comida puede ser tratada con desprecio.


La Palabra se volvió humana y vivió entre nosotros, y nosotros vimos su gloria, la gloria del único hijo del Padre, lleno de gracia y verdad.


Nosotros todos hemos sido receptores de su generosidad, de un don gratuito tras otro.


Dios quiso darles a conocer la gloriosa riqueza de este misterio a las naciones: ¡Cristo viviendo en ustedes es la gloriosa esperanza!


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