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Éxodo 33:10 - Versión Biblia Libre

10 Cuandoel pueblo veía la columna de nubes de pie en la puerta de la tienda, todos se levantaban y se inclinaban en adoración a la entrada de sus tiendas.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

10 Y viendo todo el pueblo la columna de nube que estaba a la puerta del tabernáculo, se levantaba cada uno a la puerta de su tienda y adoraba.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Cuando el pueblo notaba que la nube se detenía a la entrada de la carpa, cada persona se paraba a la entrada de su propia carpa y se inclinaba.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Cuando el pueblo veía la nube parada junto a la entrada de la Tienda, todos se ponían de pie y luego se postraban cada uno ante su carpa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y todo el pueblo veía la columna de nube detenida en la entrada de la Tienda, y todo el pueblo se levantaba y se postraba, cada uno a la entrada de su propia tienda.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Cuando veían que la columna de nube se paraba a la entrada de la tienda, todo el pueblo se levantaba y se postraba, cada cual a la entrada de su propia tienda.

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Éxodo 33:10
7 Referencias Cruzadas  

El rey se volvió hacia toda la asamblea de Israel que estaba de pie y los bendijo,


Entonces Salomón se paró frente al altar del Señor, ante toda la asamblea de Israel, y extendió sus manos hacia el cielo.


El Señor iba delante de ellos como una columna de nubes para mostrarles el camino durante el día, y como una columna de fuego para proporcionarles luz por la noche. Así podían viajar de día o de noche.


Moisés hablaba con el Señor cara a cara como si fuera un amigo, y luego regresaba al campamento. Sin embargo, su joven ayudante Josué, hijo de Nun, se quedó en la Tienda.


Tan pronto como Moisés entraba en la tienda, la columna de nubes descendía y se quedaba en la entrada mientras el Señor hablaba con Moisés.


Los israelitas estaban convencidos. Cuando oyeron que el Señor había venido a ellos, y que había sido tocado por su sufrimiento, inclinaron sus cabezas y adoraron.


“Pero el recaudador de impuestos se quedó a la distancia. Ni siquiera era capaz de mirar al cielo. En lugar de ello golpeaba su pecho y oraba: ‘Dios, por favor, ten misericordia de mí. Soy un pecador’.


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