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Éxodo 32:30 - Versión Biblia Libre

30 Al día siguiente Moisés habló al pueblo diciendo: “Han pecado muy mal. Pero ahora subiré al Señor. Tal vez pueda conseguir que perdone su pecado”.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

30 Y aconteció que al día siguiente dijo Moisés al pueblo: Vosotros habéis cometido un gran pecado, pero yo subiré ahora a Jehová; quizá le aplacaré acerca de vuestro pecado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

30 Al día siguiente, Moisés les dijo a los israelitas: «Ustedes cometieron un terrible pecado, pero yo subiré de nuevo al monte a encontrarme con el Señor. Quizá pueda lograr que él les perdone este pecado».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

30 Al día siguiente Moisés dijo al pueblo: 'Ustedes han cometido un gran pecado, pero voy a subir donde Yavé. Ojalá pueda obtener por ustedes el perdón de este pecado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

30 Y ocurrió que al día siguiente dijo Moisés al pueblo: Vosotros pecasteis con gran pecado, pero ahora subiré a YHVH, tal vez pueda hacer expiación por vuestro pecado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

30 A la mañana siguiente dijo Moisés al pueblo: 'Habéis cometido un gran pecado; pero ahora voy a subir a Yahveh y quizá os consiga el perdón de vuestro pecado'.

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Éxodo 32:30
22 Referencias Cruzadas  

Entonces, ¿por qué has tratado con desprecio lo que dijo el Señor, haciendo el mal ante sus ojos? Mataste a Urías el hitita con la espada y le robaste su esposa; lo mataste usando la espada de los amonitas.


Tal vez el Señor vea cómo estoy sufriendo y me pague con bien sus maldiciones de hoy”.


Cuando el Señor arrancó a Israel de la casa de David, hicieron rey a Jeroboam, hijo de Nabat. Jeroboam alejó a Israel del Señor y les hizo cometer pecados terribles.


Moisés y Aaron estuvieron entre sus sacerdotes; Samuel también le rogó. Ellos clamaron al Señor por ayuda, y él les respondió.


Moisés les dijo a los levitas: “Hoy han sido dedicados al Señor porque hanactuado contra sus hijos y hermanos. Hoy han ganado una bendición para ustedes mismos”.


Aborrezcan el mal y amen el bien. Asegúrense de que gane la justiciar en las cortes. Quizás el Señor Dios de poder tenga misericordia de los que quedan entre el pueblo de Jacob.


¿Quién sabrá si Dios cambia de parecer y se arrepiente? De pronto decida no destruirnos con su ira”.


Aarón tomó el incensario tal como le había dicho Moisés y corrió al centro de la asamblea. Vio que la peste había empezado a afectar al pueblo, así que ofreció el incienso e hizo que el pueblo se pusiera en pie ante el Señor.


Será un acuerdo que asegura un sacerdocio permanente para él y sus descendientes, porque se dedicó apasionadamente a su Dios y enderezó a los israelitas”.


¡Regresaré a la casa de mi padre! Le diré: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.


Así que yo te digo: sus muchos pecados han sido perdonados, por eso ella ama tanto. Pero al que se le perdona poco, solo ama un poco”.


por mi propio pueblo, por mis hermanos y hermanas. Preferiría yo mismo ser maldecido, estar separado de Cristo, si eso pudiera ayudarlos.


Pero Cristo nos ha rescatado de la maldición de la ley al convertirse en maldición por nosotros. Como dice la Escritura: “Maldito todo aquél que es colgado en un madero”.


mansos para corregir a los que se oponen. Porque puede ser que a esos Dios les ayude a arrepentirse y entender la verdad.


Admitan unos delante de otros los errores que han cometido, y oren unos por otros para que sean sanados. La oración sincera de los justos es eficaz.


¿No es el tiempo de la cosecha de trigo? Pues bien, le pediré al Señor que envíe truenos y lluvia. Entonces se darán cuenta del mal que han hecho ante los ojos del Señor cuando exigieron su propio rey”.


“¡Por favor, ruega al Señor tu Dios por nosotros, tus siervos, para que no muramos!”, le rogaron a Samuel. “Porque hemos añadido a todos nuestros pecados la maldad de pedir nuestro propio rey”.


“No tengan miedo”, respondió Samuel. “Aunque en verdad hayan hecho todas estas maldades, no dejen de seguir al Señor, sino dedíquense por completo a adorarlo.


“En cuanto a mí, ¿cómo podría pecar contra el Señor dejando de orar por ustedes? También seguiré enseñándoles el camino del bien y la rectitud.


Los pecados de estos jóvenes eran extremadamente graves ante los ojos del Señor, porque estaban tratando las ofrendas del Señor con desprecio.


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