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Éxodo 32:26 - Versión Biblia Libre

26 Así que fue y se paró a la entrada del campamento, y gritó: “¡Quien esté del lado del Señor, que venga y se una a mí!” Y todos los levitas se reunieron a su alrededor.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

26 se puso Moisés a la puerta del campamento, y dijo: ¿Quién está por Jehová? Júntese conmigo. Y se juntaron con él todos los hijos de Leví.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 Así que se paró a la entrada del campamento y gritó: «Todos los que estén de parte del Señor, vengan aquí y únanse a mí». Y todos los levitas se juntaron alrededor de él.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 Se colocó, pues, a la entrada del campamento y llamó en voz alta: '¡Vengan a mí los que estén por Yavé!' Todos los de la tribu de Leví se juntaron en torno a él.

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 Y puesto en pie Moisés a la puerta del campamento, exclamó: ¡El que esté por YHVH, conmigo! Y se unieron a él todos los hijos de Leví.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 se puso de pie a la puerta del campamento, y gritó: '¡A mí los que están por Yahveh!'. Y acudieron a su llamada todos los levitas.

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Éxodo 32:26
8 Referencias Cruzadas  

Uno de los hombres de Joab se puso al lado de Amasa y le gritó: “Si están del lado de Joab y de David, ¡vengan y siguan a Joab!”.


Jehú miró hacia la ventana y gritó: “¿Quién está de mi lado? ¿Alguien?” Dos o tres eunucos lo miraron.


¿Quién vino en mi defensa contra los malvados; quién se opuso por mí contra los que hacen el mal?


Moisés vio al pueblo enloqueciendo completamente porque Aarón lo había permitido, y que esto les había traído el ridículo de sus enemigos.


Moisés les dijo: “Esto es lo que dice el Señor, el Dios de Israel: Cada uno amárrese su espada. Luego recorran todo el campamento de un extremo a otro y maten a sus hermanos, amigos y vecinos”.


Los que no están conmigo, están contra mí, y los que no se reúnen conmigo hacen lo contrario: están dispersos.


Leví dijo que no prestaba atención a su padre y a su madre, que no reconocía a sus hermanos y que no reconocía a sus hijos. Los levitas hicieron lo que usted dijo y cumplieron su acuerdo.


Un día, cuando Josué estaba cerca de Jericó, levantó la vista y vio a un hombre parado frente a él con una espada desenvainada en su mano. Josué se acercó a él y le preguntó: “¿Estás a favor o en contra de nosotros?” “Ninguna de las dos cosas”, dijo el hombre. “Soy el comandante del ejército del Señor. ¡Ahora estoy aquí!”


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