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Ester 1:4 - Versión Biblia Libre

4 Durante ciento ochenta días exhibió sus riquezas y la gloria de su reino, mostrando lo majestuoso, espléndido y glorioso que era.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

4 para mostrar él las riquezas de la gloria de su reino, el brillo y la magnificencia de su poder, por muchos días, ciento ochenta días.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 La celebración duró ciento ochenta días y fue una gran exhibición de la opulenta riqueza de su imperio y de la pompa y el esplendor de su majestad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Quería mostrarles durante muchos días (ciento ochenta días) la riqueza de su reino y su propia gloria, su riqueza y su éxito.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Y por muchos días,° ciento ochenta días, exhibió las riquezas de la gloria de su reino y la magnificencia de su poderío.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Les mostró la riqueza de su gloria regia y el brillo de su magnífica grandeza durante muchos días; durante ciento ochenta días.

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Ester 1:4
25 Referencias Cruzadas  

¿Por qué no te vistes de majestad y dignidad, y te revistes de gloria y esplendor?


“Nuestro Señor y Dios, tú eres digno de gloria, honra y autoridad, pues tú lo creaste todo. Por tu voluntad la creación llegó a existir”.


Dios quiso darles a conocer la gloriosa riqueza de este misterio a las naciones: ¡Cristo viviendo en ustedes es la gloriosa esperanza!


Que sus mentes sean iluminadas a fin de que puedan entender la esperanza a la cual él los ha llamado:


a fin de revelar la grandeza de su gloria mediante estas “vasijas de misericordia”, las cuales él ha preparado de antemano para la gloria.


No dejes que seamos tentados a hacer el mal, y sálvanos del Maligno.


Entonces el diablo llevó a Jesús a una montaña muy alta y le mostró todos los reinos del mundo en toda su gloria.


Su Majestad, el Dios Altísimo le dio a su padre Nabucodonosor este reino, y poder, gloria y majestad.


Cuando mi cordura regresó, también volvieron a mí mi reino, mi majestad y mi esplendor. Mis consejeros y nobles vinieron a buscarme, y fui restaurado como gobernante de mi reino, aún más grande que antes.


Él dijo: “¡Yo fui quien construyó esta gran ciudad de Babilonia! Por mi propio gran poder la construí como mi residencia real para mi majestuosa gloria!”


Te hiciste rico gracias a tus magníficas habilidades comerciales, pero tu riqueza no hizo más que enorgullecerte.


Ezequías recibió con alegría a los visitantes y les mostró lo que tenía en su tesoro: toda la plata, el oro, las especias y los aceites caros. También les mostró todo su arsenal y todo lo que tenía en sus almacenes. De hecho, no había nada en su palacio ni en todo su reino que Ezequías no les mostrara.


Ellos hablarán de tu majestad, de tu glorioso esplendor, y yo meditaré en las maravillas que has hecho.


¡El Señor reina, revestido en majestad! Él usa sus mantos reales, con su poder, usado llevado cinturón. El mundo se mantiene unido firmemente, no puede ser destruido.


¡Agita tu espada, gran guerrero! ¡Cabalga poderoso en gloria y majestad!


Tus victorias le dan gran gloria; le concediste majestad y esplendor.


El Señor hizo que Salomón fuera muy respetado en todo Israel, y le dio mayor majestad real que la que se le había dado a cualquier otro rey de Israel antes de él.


En el tercer año de su reinado organizó una fiesta para sus funcionarios y administradores. Los comandantes del ejército de Persia y Media, los nobles y los funcionarios provinciales estaban allí con él.


Después de eso, el rey dio un banquete que duró siete días para todo el pueblo, grande y pequeño, que estaba allí en la fortaleza de Susa, en el patio del jardín del pabellón del rey.


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