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Apocalipsis 4:1 - Versión Biblia Libre

1 Después de esto vi una puerta que se había abierto en el cielo. Y la voz que yo había escuchado antes, la que sonaba como una trompeta, me dijo: “Sube aquí, y te mostraré lo que ocurrirá después”.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

1 Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Entonces, mientras miraba, vi una puerta abierta en el cielo, y la misma voz que había escuchado antes me habló como un toque de trompeta. La voz dijo: «Sube aquí, y te mostraré lo que tiene que suceder después de esto».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Después de esto miré. Vi una puerta abierta en el cielo y la voz que antes había oído semejante a una trompeta me decía: 'Sube aquí y te mostraré lo que va a suceder en seguida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Después de estas cosas miré, y he aquí, una puerta abierta° en el cielo, y la primera voz que oí, como de trompeta, hablaba conmigo, diciendo: Sube acá, y te mostraré lo que debe suceder después de esto.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Después de esto, miré y vi una puerta abierta en el cielo. Y aquella voz primera, como de trompeta, que había hablado conmigo, decía: 'Sube acá y te mostraré lo que ha de suceder después'.

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Apocalipsis 4:1
21 Referencias Cruzadas  

Los dos testigos oyeron una voz fuerte desde el cielo, que les decía: “¡Suban aquí!” Y ellos ascendieron al cielo en una nube mientras sus enemigos miraban.


Entonces el Señor le dijo a Moisés: “Sube a mí al monte y quédate aquí, para que te dé las tablas de piedra, con las instrucciones y órdenes que he escrito para que las aprendan”.


“Así que escribe lo que has visto, lo que está sucediendo en el presente y lo que sucederá en el futuro.


Fui lleno del Espíritu en el día del Señor, y escuché una voz fuerte detrás de mí, que sonaba como una trompeta.


Cuando Jesús salió del agua, vio que los cielos se abrieron y vio al Espíritu que descendía sobre Jesús como una paloma.


Entonces el ángel me dijo: “Estas palabras son fieles y verdaderas. El Señor Dios, que dio su Espíritu a los profetas, envió a su ángel para mostrar a sus siervos lo que está a punto de suceder”.


Entonces el séptimo ángel derramó su copa en el aire, y del Templo salió una gran voz, que venía desde el trono, y gritaba: “¡Está hecho!”


“Miren”, dijo él, “Veo el cielo abierto, y al Hijo del Hombre a la diestra de Dios”.


Sin embargo, cuando el Espíritu de verdad venga, él les enseñará toda la verdad. Él no habla por su propia cuenta, sino que solo dice lo que escucha, y les dirá lo que va a suceder.


Aconteció que después de que todos habían sido bautizados, Jesús también se bautizó. Y mientras oraba, se abrió el cielo,


El Señor le dijo: “Baja y trae a Aarón contigo. Pero los sacerdotes y el pueblo no deben tratar de subir donde estáel Señor, o él los castigará”


y vio el cielo abierto. También vio que algo descendía y era como una sábana grande que estaba sostenida por sus cuatro esquinas, y descendía hacia la tierra.


Justo después de haber sido bautizado, Jesús salió del agua. Los cielos se abrieron y él vio al Espíritu de Dios como una paloma que descendía, posándose sobre él.


Estos fueron los nombres de los hijos de Israel (Jacob) que vinieron con él y sus familias a Egipto:


El quinto día del cuarto mes del trigésimo año, yo estaba con los otros exiliados junto al río Quebar. Los cielos se abrieron y vi visiones de Dios.


Me di vuelta para ver quién me hablaba. Y cuando di la vuelta vi siete candelabros de oro,


Entonces se abrió el Templo de Dios en el cielo, y el arca del pacto se podía ver dentro de su Templo. Y hubo rayos y relámpagos, truenos, un terremoto y una granizada.


Y vi que el cielo se abrió. Y había allí un caballo blanco. El que lo cabalgaba se llamaba Fiel y Verdadero. Él es justo en su juicio, y es recto al hacer la guerra.


Porque es mejor que te digan: “Ven aquí arriba”, que ser humillado delante de un noble. Aunque hayas visto algo con tus propios ojos,


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