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Apocalipsis 3:12 - Versión Biblia Libre

12 A los victoriosos los convertiré en pilares para el Templo de mi Dios. No tendrán que irse nunca. Escribiré sobre ellos el nombre de mi Dios, el nombre de la ciudad de mi Dios, llamada Nueva Jerusalén, que desciende del cielo, de mi Dios, y mi propio nombre nuevo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

12 Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 A todos los que salgan vencedores, los haré columnas en el templo de mi Dios, y nunca tendrán que salir de allí. Yo escribiré sobre ellos el nombre de mi Dios, y ellos serán ciudadanos de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén que desciende del cielo y de mi Dios. Y también escribiré en ellos mi nuevo nombre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Al vencedor lo pondré como columna en el Templo de mi Dios, de donde nadie lo sacará. Grabaré en él el nombre de mi Dios, el nombre de la ciudad que baja del cielo, la nueva Jerusalén que viene de Dios, y mi nombre nuevo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Al° que venza, lo haré columna en el santuario de mi Dios, y nunca más saldrá fuera, y escribiré sobre él el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios: la nueva Jerusalem, la cual desciende° del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Al que venza, lo haré columna en el santuario de mi Dios, y no saldrá ya fuera jamás; grabaré en él el nombre de mi Dios, el nombre de la ciudad de mi Dios, de la nueva Jerusalén, la que baja del cielo, de junto a mi Dios, y mi nombre nuevo'.

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Apocalipsis 3:12
26 Referencias Cruzadas  

Erigió las columnas en el pórtico de entrada del Templo. A la columna del sur le puso el nombre de Jaquín, y a la del norte, el de Booz.


Un río fluye para traer felicidad a los que viven en la ciudad de Dios, la ciudad santa donde vive el Altísimo.


Tal como hemos escuchado, pero ahora hemos visto la ciudad del Señor todopoderoso. Esta es la ciudad de nuestro Dios; Él la mantendrá segura por siempre. Selah.


¡Muchas cosas maravillosas te son dichas, ciudad de Dios! Selah.


Las naciones verán cómo vives correctamente, y todos los reyes verán cómo eres bendecida, y serás llamada con un nombre nuevo que el Señor te dará.


Tu nombre sólo será usado como una maldición por mis elegidos, porque el Señor Dios te matará y dará a sus siervos otro nombre.


¡Presta atención! Hoy te he convertido en una ciudad fortificada, en una columna de hierro, en una muralla de bronce, para que te enfrentes a todo el país: contra los reyes de Judá, sus funcionarios, sus sacerdotes y toda la gente del país.


El pórtico medía veinte codos de ancho y doce de profundidad, y tenía diez escalones para subir. Había columnas junto a los postes, una a cada lado.


La distancia alrededor del exterior de la ciudad será de 18.000 codos. Desde ese día el nombre de la ciudad será “El Señor está allí”.


Ellos le dieron una moneda. “¿De quién es esta imagen y la inscripción en ella?” les preguntó Jesús. “Es del césar”, respondieron ellos.


y cuando reconocieron también la gracia que me había sido dada, entonces Santiago, Pedro y Juan, quienes llevaban la responsabilidad de ejercer el liderazgo de la iglesia, estrecharon sus manos conmigo y Bernabé, aceptándonos como sus compañeros de trabajo.


de quien todas las familias del cielo y de la tierra reciben su naturaleza y carácter,


Pero ustedes han llegado al Monte de Sión, la ciudad del Dios viviente, la Jerusalén celestial, con sus miles y miles de ángeles.


Pues no tenemos una ciudad permanente en la cual vivir aquí, sino que esperamos un hogar que está por venir.


Pero ustedes pertenecen a Dios, mis amigos, y los han vencido, porque el que está en ustedes es más grande que el que está en el mundo.


Luego miré, y vi al Cordero en pie sobre el Monte de Sión. Y con él había 144:000 que tenían en sus frentes su nombre, y el nombre de su Padre.


Y harán guerra contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es el Señor de señores y Rey de reyes. Sus seguidores son llamados y escogidos, y ellos confían en él”.


Si tienes oídos, oye lo que el Espíritu dice a las iglesias. La segunda muerte no hará daño a los victoriosos.


Si tienes oídos, escucha lo que el Espíritu dice a las iglesias. A los que sean victoriosos les daré del maná escondido. Les daré una piedra blanca con un nombre nuevo escrito en ella, el cual nadie conoce sino solo quienes la reciben.


Si tienen oídos, oigan lo que el Espíritu le dice a las iglesias. A los que sean victoriosos yo les daré el privilegio de comer del árbol de la vida, que está en el Paraíso de Dios.


Y vi la santa ciudad, Nueva Jerusalén, descendiendo desde el cielo de Dios, preparada como una novia, embellecida para su esposo.


Ellos verán su rostro, y su nombre estará escrito sobre sus frentes.


Los que sean victoriosos serán vestidos de blanco. Y sus nombres no serán borrados del libro de la vida, y hablaré en favor de ellos en presencia de mi Padre y de sus ángeles.


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