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2 Timoteo 1:6 - Versión Biblia Libre

6 Por eso quiero recordarte que debes revitalizar el don de la gracia de Dios que recibiste cuando puse mis manos sobre ti.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

6 Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Por esta razón, te recuerdo que avives el fuego del don espiritual que Dios te dio cuando te impuse mis manos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Por eso te invito a que reavives el don de Dios que recibiste por la imposición de mis manos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Por esta razón, te recuerdo que avives el fuego del don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Por eso te insisto en que reavives ese don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos.

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2 Timoteo 1:6
19 Referencias Cruzadas  

Todas las mujeres que estaban dispuestas a usar sus habilidades hilaban el pelo de cabra.


Moisés convocó a Bezalel, a Aholiab y a todos los artesanos a los que el Señor les había dado habilidades especiales, para que vinieran a hacer el trabajo.


¡Recuérdame las pruebas para que podamos llegar a una decisión juntos! ¡Presenta tu caso para demostrar que tienes razón!


Llamó a diez de sus siervos, dividió el dinero por partes iguales entre ellos y les dijo: ‘Inviertan mi dinero hasta que yo regrese’.


Y después que Pablo puso sus manos sobre ellos, el Espíritu Santo descendió sobre ellos y hablaron en lenguas y profetizaron.


Estos hombres fueron presentados a los apóstoles, quienes oraron y pusieron sus manos sobre ellos para bendecirlos.


No descuides el don de la gracia de Dios que tienes y que te fue dado por inspiración profética cuando los ancianos de la iglesia impusieron sus manos sobre ti.


Si enseñas estas cosas a los hermanos y a las hermanas, serás un buen ministro de Cristo Jesús. Te fortalecerás por la fe en la verdad, y en la buena enseñanza que has seguido.


Esas son las cosas que debes recordarle a la gente, diciéndoles ante Dios que no tengan discusiones vanas en cuanto a las palabras. Porque hacer esto solo hace daño a quien escucha.


Que prediques la palabra de Dios, sea conveniente o no, y dile a las personas lo que están haciendo mal; dales consejo y ánimo. Y enséñales esto con mucha paciencia.


o enseñanzas acerca del bautismo, la imposición de manos, la resurrección de los muertos, y el juicio eterno.


Por eso siempre les recuerdo estas cosas, aunque ya ustedes las saben, y están firmes en la verdad que tienen.


Amigos míos, esta es mi segunda carta para ustedes. En ambas he tratado de despertarlos y recordarles que deben tener un pensamiento limpio y puro.


Aunque esto ya lo saben, quiero recordarles que aunque el Señor salvó a su pueblo de la tierra de Egipto, después destruyó a los que eran incrédulos.


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