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2 Samuel 13:19 - Versión Biblia Libre

19 Entonces se puso ceniza en la cabeza y se rasgó su larga túnica. Se puso las manos en la cabeza y se fue llorando a gritos.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

19 Entonces Tamar tomó ceniza y la esparció sobre su cabeza, y rasgó la ropa de colores de que estaba vestida, y puesta su mano sobre su cabeza, se fue gritando.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Pero entonces, ella rasgó su túnica y echó ceniza sobre su cabeza y, cubriéndose la cara con las manos, se fue llorando.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Tamar se echó ceniza en la cabeza, rasgó su túnica con mangas y se puso una mano en la cabeza, luego partió lanzando gritos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 Entonces Tamar echó ceniza sobre su cabeza, rasgó la túnica de amplias mangas que llevaba puesta, y se fue gritando con las manos sobre la cabeza.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Tamar se echó ceniza sobre la cabeza y rasgó su larga túnica de mangas, se cubrió la cabeza con las manos y se fue dando gritos.

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2 Samuel 13:19
10 Referencias Cruzadas  

Cuando Rubén regresó más tarde y miró en la fosa, José se había ido. Rasgó sus ropas en señal de dolor.


Entonces David se agarró su ropa y la rasgó, así como lo habían hecho sus hombres.


Al tercer día llegó un hombre del campamento de Saúl. Sus ropas estaban rasgadas y traía polvo sobre la cabeza. Y cuando se acercó a David, se inclinó ante él y se postró en el suelo en señal de respeto.


Su hermano Absalón la encontró y le preguntó: “¿Ha estado tu hermano Amnón contigo? Cállate por el momento, hermana mía. Es tu hermano. No te alteres tanto por ello”. Así que Tamar vivió como una mujer arruinada y abandonada en la casa de su hermano Absalón.


Cuando Mardoqueo se enteró de todo lo que había sucedido, rasgó sus ropas y se vistió de saco y ceniza, y recorrió la ciudad llorando y lamentándose de dolor.


Cuando vieron a Job de lejos, apenas lo reconocieron. Prorrumpieron en fuertes lamentos, se rasgaron las vestiduras y arrojaron polvo al aire sobre sus cabezas.


Por eso me arrepiento de lo que he dicho, y me arrepiento en polvo y ceniza”.


De hecho, irás al exilio con las manos en la cabeza como los prisioneros, porque el Señor no tendrá nada que ver con aquellos en los que ustedes confían; y ellos no les servirán de ayuda.


Entonces Josué rasgó sus ropas y cayó de bruces al suelo delante del Arca del Señor hasta la noche. Los ancianos hicieron lo mismo, y él y los ancianos se echaron polvo en la cabeza.


Un hombre de la tribu de Benjamín huyó aquel día de la batalla hasta Silo. Su ropa estaba rota y tenía tierra en la cabeza.


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